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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
Colaboraciones

Mensajes y susurros

Mensajes y susurros

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano (*)



(…) “Lo mío es el rumor de un arroyito,
el beso de la brisa entre las hojas” (…)
Declaración de domicilio, Eduardo Meana SDB

Caminaba a la tarde, temprano, por un sendero que atravesaba un bosquecito de pinos. Algunos pájaros regalaban un canto simple y el sol se colaba entre las ramas. Me detuve y dejé que el aroma me inundara.
Sentí que Dios me hablaba. Es más: sentí que me acariciaba. El primer acercamiento de Dios a nosotros es por medio de la creación. Por eso dice el catecismo que “antes de revelarse al hombre en palabras de verdad, Dios se revela a él mediante el lenguaje universal de la Creación, obra de su Palabra”.
Conversando con un amigo sacerdote acerca de enseñanzas escritas y transmitidas desde los primeros siglos de la Iglesia, dicen que la encarnación del Hijo de Dios renovó la creación entera, y me decía: “el bosque de pinos ya no es el mismo. Está cargado y penetrado por Dios que se hace presente en el mundo de una manera nueva”.
Además de hablarnos por medio del “libro de la creación”, Dios se revela en su Palabra, la Biblia. Ahí nos relata su plan de Salvación y Amor para toda la humanidad. Nos muestra su presencia en la historia de Israel, las obras y enseñanzas de Jesús, el Salvador, las misiones de los Apóstoles... Nos ilumina en nuestro caminar en la fe.
Dios nos sigue hablando en su familia, que es la Iglesia. Nos alimenta por medio de los sacramentos, la oración comunitaria, el canto, los gestos de caridad, la catequesis, la misión.
También Jesús se quiso hacer presente en los pobres, los enfermos, los pequeños. El Papa Francisco nos insiste en que “seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo”, teniendo en cuenta las reiteradas enseñanzas evangélicas (EG 187).
Caminos por los cuales Dios llega a nuestro corazón son también el arte: la música, la poesía, la pintura... La belleza es el camino de manifestación de la bondad y la verdad que expresan los anhelos más profundos del espíritu humano.
Las preguntas y las búsquedas humanas más hondas también son modos de comunicarse que tiene nuestro Padre. Nos dice el Documento Conclusivo de Aparecida que ésas "son las inquietudes que están arraigadas en el corazón de toda persona y que laten en lo más humano de la cultura de los pueblos. Por eso todo signo auténtico de verdad, bien y belleza en la aventura humana viene de Dios y clama por Dios". (DA 380)
Muchos son los caminos. Cada gesto de amor, la sonrisa de un niño o un anciano, unos mates compartidos con amigos, una reunión familiar... Aún en la noche del dolor y el sufrimiento, el hombro y abrazo fraternos son expresión de la ternura de Dios.
Vuelvo ahora al bosquecito de pinos con el cual comenzaba este relato. Allí la brisa suave y tibia competía en enviones con ráfagas más frescas. Cada una queriendo ganar lugar sin violencia. Todos podemos acceder a esta experiencia. Un parque, el atardecer en el río, unos mates con tortas fritas en un día de lluvia, una hermosa canción, un encuentro de familia o amigos... La vida es un hermoso regalo de Dios.
Él nos ayuda a vencer la soledad o el encierro del egoísmo. Se hace compañero de camino y de mil maneras quiere contarnos de su amor. Abramos los sentidos y el alma a sus caricias y susurros.

(*) Monseñor Jorge Eduardo Lozano es obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.


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