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Diario El Argentinosábado 27 de abril de 2024
La Mujer

Habla de su hermano para que se conozca a la persona y al héroe

Habla de su hermano para que se conozca a la persona y al héroe

Silvina Esnaola

EL ARGENTINO

 

Es la menor de seis hermanos, debió enfrentar la muerte de tres de ellos y  la de su mamá, que la hizo  abrazar la causa Malvinas.

Elsa Mosto contó, en la charla con EL ARGENTINO, que en su familia eran seis hijos,

“Atilio, Hugo, Oscar, Cristina, Carlitos y yo. Atilio, Cristina y Carlitos (caído en Malvinas) ya no están.

Tiene cuatro hijos: Romina, Gustavo, Carlitos y Evangelina. A los que sacó adelante luego de separarse de su marido.

Al quedarse sola y pasar a ser sostén de su familia, debió trabajar fuera de su casa y con el tiempo  estudió  masoterapia, primero en Gualeguaychú y en 2003,   una tecnicatura dictada en la Facultad de medicina.

“Cuando me separé, me resultaba difícil encontrar trabajo por mi edad. Entonces pensé que tendría que estudiar algo que me permitiera hacerlo yo. Así busqué y estudié masoterapia”:

“En la primera clase que fui me enamoré de esto, por eso seguí haciendo cursos con Cristina Moro, que organizó la tecnicatura en la facultad de medicina, donde nos dieron el título”, contó.

Conociendo su compromiso con la causa Malvinas, le preguntamos qué edad tenía  cuando fue la guerra y ella respondió “veintidós años”.

 

-¿Ahí abrazaste la causa  Malvinas?

“No. Pasó un tiempo. Se instaló un silencio, a causa del ocultamiento y sólo entre nosotros podíamos hablar. Al tiempo empezó mamá, (Blanca Alberto de Mosto) y cuando ella falleció, tomé la posta”.

 

-¿Cómo está en Gualeguaychú la cuestión Malvinas?

“Han logrado las pensiones, que están cobrando y tienen Pami para atenderse.

Y de parte de la comunidad, sostenés que no tienen todo el reconocimiento que merecen...

“Sentimos ese acompañamiento cuando desfilan. Ese aplauso es totalmente diferente al resto. Aunque en Gualeguaychú todavía falta reconocer a nuestros veteranos y a nuestros héroes, porque aunque no parezca, hay personas que no saben que aquí los tenemos. Y mi hermano Carlos y Raúl Dimotta son héroes porque quedaron en Malvinas, luchando por la tierra de todos los argentinos”.

Por la manera en que la gente valora esta entrega, Elsa Mosto ha llegado a dividir el país en dos partes: hacia el norte y hacia el sur de Comodoro Rivadavia.

 “Tuve la experiencia  cuando se cumplieron  veinte años de Malvinas. Fuimos con mamá a un encuentro nacional de veteranos y familiares en Ushuaia. Nos juntamos en Retiro un grupo. Sólo nuestras familias fueron a despedirnos. Al día siguiente llegamos a Comodoro Rivadavia, y cuando la gente se enteró quiénes éramos, nos atendieron como si fuéramos  reyes. Ni hablar cuando llegamos a Río Gallegos, donde recibimos la calidez de la gente y sus atenciones, así como en Río Grande. La gente se acercaba a charlar con nosotros. Cuando volvimos de Ushuaia, pasamos por Río Grande y vivimos una emoción enorme cuando empezamos a ver a  la gente al costado de la ruta. Acompañaban el paso del colectivo con bocinas y aplausos...algo que no se nos va a borrar...”

“Nos dicen que en el sur estuvieron más cerca, pero la guerra fue en nombre de todos los argentinos”, agregó.

Sí, pero la vimos por televisión, le dijimos.  Y a medida que la balanza se inclinaba a favor de los ingleses, aquí la orden era entusiasmar a la gente con el Mundial....

Pasó la guerra, pasó el silencio impuesto y de a poco, los que volvieron empezaron a ser reconocidos. También los caídos, hoy considerados héroes...

“Hubiera querido que mi hermano estuviera aquí. Mi hermano fue soldado y se presentó porque uno de sus compañeros se descompuso. Él estaba de baja   desde noviembre, haciendo los trámites para empezar a estudiar  medicina. Pero convocaron a la clase 62”, recordó y enseguida hizo una pausa.

Al hablar de nuevo, supimos en qué se había quedado pensando.

“... A veces, cuando hablo con los chicos en la escuela, les digo “nunca digan “yo no puedo”. Mis padres tenían seis hijos. Trabajaron toda la vida para criarnos. Carlitos dijo “quiero estudiar medicina” y a papá le costaba  enviarle dinero. Entonces Carlitos  limpió colectivos, repartió verdura, trabajó con un zapatero... Hizo todo lo que fue necesario para seguir estudiando lo que eligió”.

Este aspecto es importante para destacar. Ahora pregunto: ¿cómo lo llevás esto de estar hablando  de un hermano al que la guerra le tronchó la vida a los 23 años? 

“Hablar de Carlitos no me pesa ni agobia. Al contrario: lo hago con todo el orgullo que puede el amor. Porque quiero que sepan quién fue. Carlitos fue un chico común y corriente, con sus sueños, sus travesuras, con las peleas típicas  de hermanos... Fue a Malvinas, murió allí y quedó allí no sólo por él, sino por mí, mis hermanos, y por cada persona de cada rincón de la Argentina. Entonces sigo, como mamá, interesada en que   se conozca de él”.

Como sabemos, la municipalidad inauguró el espacio dedicado a los héroes de Malvinas.

“Primero estaba la Plaza Dimotta, junto a la que se  habilitó   en 2016 el espacio Carlos Mosto”, recordó, para agregar “gestioné en la municipalidad porque no había dónde rendirle homenaje el día del aniversario de su fallecimiento. Allí me dijeron que ya tenían el proyecto de la Costanera sur, me ofrecieron el espacio contiguo a la plaza Dimotta y me encantó,  porque así están juntos los dos héroes”.

“En ese lugar también hay  ahora un playón para que los chicos jueguen  al básquet y  soy feliz cada vez que paso y lo veo lleno. Y en medio de la plaza y el espacio, inauguraron el año pasado un monumento con las Malvinas con las imágenes de Carlitos y Raúl.

-¿Cómo fue salir adelante de la muerte de Carlitos y tus otros hermanos, así como  de tu separación, con cuatro hijos?

“Creo que soy fuerte.  Al principio costó. Había días que no quería levantarme, hasta que una vez   pensé “tengo cuatro hermosos hijos,   sanos, que no necesitan una medicación para vivir, como  les ocurre a muchas familias, ¿por qué no puedo salir adelante? Y comencé a trabajar.

Siempre les decía que de al lado mío se irían con un diploma bajo el brazo. Lo que eligieran, para defenderse en la vida. Y todos  estudiaron.  Los miro y me siento súper orgullosa, porque están formados, con el camino hecho...” y se emocionó de una manera al decir esto, que tomando una expresión suya podemos decir que fue “con todo el orgullo que puede el amor”.


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