Adriana Fontán: Hay mucho más detrás de la chica de césped

Silvina Esnaola

EL ARGENTINO

 

Se fue a estudiar agronomía pensando que trabajaría en el campo.  “Me gustaba el campo, el verde, estar en contacto con la naturaleza...”, contó Adriana Fontán, hoy ingeniera agrónoma y paisajista.

“Sabía que cuando terminara, me iba a ir a vivir fuera de Buenos Aires. En la Facultad conocí a mi esposo y él había empezado un proyecto de producción de césped en su campo. Nos fuimos a vivir allí, él seguía con la producción y yo comencé con los monitoreos de cultivos de soja, trigo y demás, típico  trabajo de campo”. 

“Con el tiempo, él empezó a asesorar a otros productores, hacía los sistemas de riegos y comenzamos a compartir los dos este trabajo. Y cuando empezamos  a llevar el césped  a los clientes, se repetía que me pedían consejos sobre qué plantas poner”.

 “En un momento evalué que tenía el conocimiento técnico  de los suelos, el riego, los drenajes, pero me falta el diseño.  Y estudié paisajismo para cerrar la parte de colores y  formas, para estar en condiciones de armar un jardín”.

“A esa altura -continuó Adriana-  ya habían nacido los dos más grandes (Francisco y Simón)  y me resultaba piola, porque puedo manejar los horarios, con trabajo de gabinete -diseño- en casa con la computadora, y yendo a la obra después”

 - Hoy son tres, con Dolores, ¿cómo compatibilizás los tiempos?

“Ellos van a la mañana al colegio y yo aprovecho ese tiempo  para hacer las visitas a las obras, o las entrevistas. Después trabajo mucho por teléfono, contactando la gente que debo coordinar. Y ellos están acostumbrados a venir conmigo cuando voy a una casa. Además,  como los dos trabajamos en forma independiente, con mi marido nos ayudamos mucho”.

-  ¿Se puede decir que el paisajismo es el equivalente al diseño de interiores?

“El paisajismo busca que el jardín sea un ambiente más. Que lo uses. La gente cree que un paisajista es alguien que te va a decir qué plantas poner. Lo hago, claro,  pero también propongo un rincón para comer; si hay chicos, un sector de juegos, cómo tapar la ropa colgada,  si hay pileta, un recorrido hasta ella...”

“Hoy, con los créditos hipotecarios,  la mayoría son jardines nuevos. Entonces trabajo con el arquitecto, sus planos y con esa base dibujo”.  

- ¿Tenés un equipo  o estás relacionada con mucha gente que responde a estas necesidades?

 “Cuando vivía en el campo trabajaba en Buenos Aires, donde hay muchos barrios cerrados y la competencia es muy fuerte. Allí aprendí a resolver cuestiones (“además me gusta hacerlo”, aclaró) entonces me ocupo de  la nivelación del terreno, dónde conseguir  la tierra,  el jardinero, dónde poner una canilla si no la incluyeron, el plomero que hará el trabajo...,  y no simplemente elegir plantas”.

“Cuando volví a Gualeguaychú, hace seis años, me presenté en los viveros, y les expliqué  que trabajaríamos juntos. Para el movimiento de suelo, la limpieza de terrenos, voy conectando a la gente que lo hace. El césped es lo último a colocar para que no lo pisen. Tengo que esperar que terminen los albañiles, el pintor, el piletero. En ese tiempo voy resolviendo estas cuestiones, sin meterme en el trabajo del otro.  Después de varios años, trabajo con mucha gente y me motiva porque es un gran equipo, en el que cada uno hace lo suyo”.

 

Para Adriana, “el paisajismo -carrera terciaria- es una linda salida laboral”.

“Es una carrera muy buena para las mamás, porque vos acomodás los tiempos. Te pasa trabajar domingos y feriados, que son los días que viene la gente que tiene su casa de fin de semana, pero un lunes estás en tu casa. Hay que estar disponible para atender esto”.

 

  -Para el paisajismo, la agronomía te dio una base enorme...

“Sí, la agronomía hace que sepa cuestiones fundamentales.   Cuando diseñas un jardín tenés que ir del mínimo al máximo. Hacerlo en primavera es fácil porque hay muchas plantas con flores. Lo difícil es en invierno, cuando te limitan la temperatura y las horas de sol. Tenés que saber qué plantar para que  el jardín no sea una tristeza. En primavera va a estallar, con miles de hojas y flores. Pero hoy  las casas tienen grandes ventanales, por lo que la parte exterior  debe ser agradable también en invierno”.

 

 - Escucho que te gusta tanto que no lo sentís como trabajo...

“Me gusta  y tiene la particularidad que  decae de mayo a septiembre, por lo que me permite estar mucho en casa. Y cuando estoy en obra, de noviembre a enero, trabajo de corrido desde las seis de la mañana hasta  terminar, a las cuatro de la tarde...

Adriana quiso destacar que “el oficio de jardinero -que ella requiere para la mantención de los jardines que diseña- se ha perdido y sería genial que se hicieran capacitaciones,  porque hay mucho trabajo entre los emprendimientos turísticos y los particulares. Hay gente que corta el pasto, pero le falta el oficio de jardinero, el que sabe arreglar un jardín y de las patologías de las plantas. Y otra cosa: la gente tiene que valorar este trabajo, porque de esta forma habrá un incentivo para estudiar.   Para mí el del jardinero es un trabajo muy noble: está cuidando tu jardín, ese espacio de tu casa en el que invertiste”.

Con todo lo dicho, no quedan dudas que le encanta lo que hace.

“Nunca imaginé que me iba a dedicar a esto. Pero la vida te va llevando....”