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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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Con su cámara, se propone contar historias

Con su cámara, se propone contar historias

Con 25 años, es fotógrafa profesional. Licenciada en fotografía en la Universidad de Palermo, donde estudió cinco años. Y hace dos que se recibió y volvió.


 

 “En mi familia siempre hubo una cultura fotográfica. Mi abuelo (Juan Carlos Vesuzzi) siempre tuvo cámaras fotográficas y fue un aficionado”, contó Julieta Sartori cuando le preguntamos de dónde viene esta vocación.  

- Haciendo una licenciatura, te  tomaste muy en serio a la fotografía....

“Mi familia nunca me dijo no a esta vocación. Mis padres me dieron alas. Me dijeron “Juli, hacé lo que te gusta”. Y yo siempre fui para el lado del arte. Nunca matemáticas ni nada de eso. Averiguando, encontré que en  Buenos Aires estaba esta Licenciatura.

Me recibí en 2010 y no era usual que una persona se fuera a estudiar fotografía.

Obviamente, recibí críticas del tipo “vas a ir a  Buenos Aires a aprender a apretar un botón”, recordó, acusando la ironía que como puede esperarse, la hizo sentir mal al punto de dudar si estaba eligiendo bien.

Por suerte, como agregó, “seguí para adelante, con el apoyo de mis padres, siempre alentándome y claramente, le acerté con la carrera, que era mi futuro”.

Y ese futuro es hoy  y es aquí.

En Gualeguaychú  comenzó a trabajar con diferentes   productoras. “Mientras estudiaba,       empezaron a llamarme conocidos de acá ofreciéndome trabajar en eventos sociales. Yo no estaba interesada, porque en la facultad aprendí publicidad, fotoperiodismo, foto documental, foto moda, nada de eventos sociales. Pero empecé a trabajar con diferentes colegas, y  les agradezco porque fueron los que me abrieron las puertas al mundo de la fotografía social, que me encantó. Siempre dije que no lo haría, y hoy amo hacerlo”.

Cuando trabaja  va y viene, se hace invisible, capta situaciones y se la percibe cuando un click avisa que está detrás. Julieta tiene a los protagonistas del evento como objetivo, y en medio de la música, la algarabía y sus empujones, mantiene el ojo atento.

“Siempre me propongo contar una historia. Que al final de la fiesta, cuando vea mi trabajo, encuentre una historia  con su comienzo, nudo y final. Ese es mi objetivo desde que arranca mi jornada. Obviamente no trabajo sola (lo hace con Federico García, su pareja)  y estoy toda la noche pendiente de lo que pasa”.

“Cuando nos reunimos con los novios, les cuento que mi idea es que tengan registro de todo y que cuando vean el resultado final digan “¿cuándo pasó eso?”, “¿dónde estabas?”.  Siempre  digo que somos sombras negras dando vueltas. No los vamos a molestar, ni  hacer posar, porque queremos que disfruten y nuestro trabajo será estar atentos a ellos,  captar imágenes espontáneas, para que tengan el mejor recuerdo, lo tangible que les quedará de esa noche. Para que el día de mañana esas fotos sean la ventana para que puedan recordar ese momento. Y es muy especial que tus imágenes sean las que permitan eso”.

-¿Cuáles son las fotos que no pueden faltar?

“Ninguna. Todas tienen que estar. Cada  evento es diferente. Y depende de los protagonistas lo que se va dando en la noche. Desde la primera hasta la última, son todas importantes. Para la gente que contrata mis servicios, es su noche y es una noche especial”.

Además, le dijimos, la fotografía es el registro de momentos. Qué pasará después, no sabemos, pero el momento queda asentado así.

- Y queda en tus manos registrarlo...  

“Por eso digo que es un placer ser quien tiene la oportunidad de capturar ese momento.   Muchas veces termino con una relación de amistad, disfrutando de la fiesta como si fuera  una invitada”, compartió.

-Te conectás con el momento y la situación, de manera de captar esas situaciones únicas, que  requieren de un buen ojo...

“Te vas entrenando, como todo; mas allá de los cursos y workshops,  vas aprendiendo. Me paso horas mirando el trabajo de colegas que admiro mucho y es cuestión también de ir poniéndote objetivos, como “esta noche quiero lograr esa imagen”. Por ahí estoy en medio del pogo, pero quiero esa foto del novio con sus amigos, en su máxima expresión de euforia. ¿Qué más disfrute que eso? ¿Hay otra manera de explicarlo?

 

Trabajando en fiestas los fines de semana y en la edición de lo hecho los días siguientes, se puede decir que es fotógrafa a tiempo completo.

“Terminado el evento,  viene el proceso de editar una por una cada foto, un trabajo cien por ciento artesanal. Por eso lleva su tiempo la entrega. Le dedico horas a cada foto.  

Está bueno, pero estás tan metida en tu trabajo que no te ponés horarios. Te levantás con la computadora y un mate y te acostás con la computadora y un plato de comida al lado...”

La tecnología vale no sólo como soporte, sino para que el trabajo se conozca, a través de las redes. Por eso Julieta dijo “mi trabajo me permite viajar y me encanta hacerlo. Así que de cualquier lugar del mundo que me llamen, allí estaré”, convencida como está, de que “todos tenemos oportunidades de crecer....”

 

 

Silvina Esnaola

EL ARGENTINO


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