Cecilia Trigos, militante de la donación de órganos

Silvina Esnaola

EL ARGENTINO

A Cecilia Trigos la vida la sorprendió cuando su hija Julieta necesitó, a los nueve años, un trasplante de riñón.

Por entonces, como la mayoría de nosotros, porque hablamos de los ´90, Cecilia sabía poco del tema. Pero a partir de tener que esperar el reemplazo de ese órgano vital enfermo por otro sano; después de mucho rezar para que el milagro fuera posible, comenzó su aprendizaje hasta volverse experta y trabajar para crear conciencia.

La vida volvió a conmoverla el año pasado, cuando fue necesario suplantar ese riñón luego de trece años. Y ahora, cuando es ella quien está a punto de ingresar a la lista de espera del INCUCAI, a causa de su insuficiencia renal.

Pero lejos de ceder, hace días que trabaja para la Barrileteada por la Donación de órganos que hará hoy, a partir de las dos de la tarde, en el predio del Centro Cultural Gualeguaychú de costanera sur, en adhesión al Día nacional del donante, que celebramos el jueves 30 de mayo.

Entonces podemos presentarla diciendo que es docente universitaria, Jefa de trabajos prácticos de las carreras de Bromatología y Nutrición.

Militante de la donación de órganos, tejidos y células madre. Y también organizadora de estas barrileteadas que con la de hoy serán trece.

“Invitamos a quienes han recibido un órgano y a la comunidad toda para agradecer a las personas que han tenido ese acto de inmensa generosidad ante la muerte de un ser querido”, es su propósito.

Como dijimos antes, Cecilia está ligada a la donación de órganos desde hace mucho tiempo.

Su relación en público comenzó cuando desde la gestión municipal de Emilio Martínez Garbino se llamó a la comunidad a celebrar el aniversario de la fundación de Gualeguaychú con una movida alusiva a la donación de órganos que se hizo en la Plaza San Martín.

“Fui una de las representantes de la Facultad de Bromatología, una de las cerca de setenta instituciones que participaron. A partir de ahí comenzó un movimiento conjunto para trabajar en la concientización, pero fuimos quedando cada vez menos. Se formó el grupo “Gualeguaychú por la vida” que tras unos años, por cuestiones burocráticas, se desintegró”, resumió.

“Retomé este objetivo de la concientización en 2006 desde la Facultad, con el voluntariado universitario. Con otros docentes y un grupo de estudiantes presentamos el proyecto a la Secretaría de políticas universitarias, del ministerio de Educación de la Nación. Ese año, la Secretaría había lanzado una propuesta para que todas las universidades presentaran proyectos solidarios, como devolución a la sociedad”.

“Como soy docente de Anatomía y Fisiología, lo hice desde mi Cátedra y abordamos la donación de órganos, tejidos y médula ósea”, contó.

“Con el grupo informábamos de la donación de sangre, algo sencillo para toda persona sana, mayor de 18 años y que pese más de 50 kilos, como la de médula ósea, que también se dona en vida y sobre la donación cadavérica de órganos, para que no se pierdan y den nueva vida”.

“Presenté diez años seguidos proyectos para este voluntariado ante la Secretaría y hace tres, lo hago a nivel personal, como puedo”, dijo y este “como puedo”, resume su cansancio por las presentaciones de planillas con rendiciones por algo hecho para todos.

-¿Quiénes te acompañan?

“Algunos estudiantes, mi familia, amigos que se solidarizan conmigo...”

-Gente que sabe que estás ligada a la donación de órganos mucho antes de aquella Plaza San Martín...

“Sí. Mi segunda hija, Julieta, nació en el 90 y desde el 91 comenzó con problemas renales, que implicaron tratamientos y cirugías hasta los nueve años, cuando comenzó con diálisis. Se dializó durante un año hasta el trasplante. Y ese riñoncito le duró trece años. A los 23 comenzó diálisis otra vez, estuvo cuatro años esperando un nuevo riñón y gracias a Dios, fue trasplantada el año pasado”.

Cecilia supo hace un tiempo que ella y sus hijos Victoria, Julieta y Lucas tienen glomeruloesclerosis, causa importante de insuficiencia renal en adultos. Julieta ya recibió en dos ocasiones un riñón y ahora es Cecilia quien se está dializando desde noviembre, mientras en paralelo, cumple con los estudios para ingresar a la lista de espera del INCUCAI.

Y en consecuencia, debe administrar el tiempo, porque a las cuatro horas de diálisis tres veces por semana le suma las clases en la Facultad, su vida de familia y su actividad de masajista reflexóloga. Y la de crear conciencia de lo que la donación de órganos puede significar para quienes esperan.

-¿Por qué hay que seguir concientizando?

“Porque hay muchos miedos. Y la gente no se informa porque no es algo que nos toca a todos. No se piensa en la muerte ni en la posibilidad de enfermarse gravemente, hasta que nos toca. Las enfermedades renales -apuntó- son las más recurrentes en la Argentina, de acuerdo al INCUCAI, no obstante en la sociedad está muy instalado controlar el nivel del colesterol, cuando es mucho más importante hacerlo con el nivel de creatinina, que es el parámetro que da cuenta de cómo funcionan nuestros riñones...”, educó, quizá sin proponérselo.

Para informarse acerca de la donación de órganos -“estadísticamente, tenemos más posibilidades de recibir un órgano que ser donantes”, dijo Cecilia- tejidos y médula ósea, se puede ingresar al muro “Por una comunidad donante” en Facebook o bien, llamar al 1550 8150, el teléfono personal de ella.

También, acompañar esta tarde a quienes quieren cantarle a la vida y agradecer el gesto solidario de aquellos que no dudaron en donar, a pesar del dolor.

Cecilia dijo que habrá bandas que estarán aportando lo suyo a este programa pensado para vivirlo en familia y de manera especial convocó a los chicos a concurrir con sus barriletes o afiches.

Al finalizar la charla, Cecilia apuntó que habrá sorteos toda la tarde y a las 18, será el del premio mayor, la bicicleta, que ya es una tradición en estas barrileteadas.