Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
Policiales

La búsqueda de Fabio Darío Cortesi y el dolor de la ausencia de sus seres queridos

La búsqueda de Fabio Darío Cortesi y el  dolor de la ausencia de sus seres queridos

Fabio Darío Cortesi, es intensamente buscado por sus familiares a través de la Policía y el Ministerio Público Fiscal. Se ausentó de su hogar en la madrugada del jueves 15 de agosto y desde entonces, con el pasar de los días, su paradero es un misterio, lo mismo sobre la rutina que ha desarrollado durante estos casi diez días que se cumplen hoy.


 

Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

 

EL ARGENTINO dialogó con su hermana Silvia Beatriz, quien aporta una mirada de contexto y también destaca algunas de las características que refleja el comportamiento de Fabio Darío.

Desde lo formal y de acuerdo al pedido de la Fiscalía Auxiliar N° 1, que lleva adelante la Investigación Penal Preparatoria (IPP) caratulada “Cortesi, Silvia Beatriz S/ localización y restitución”; Fabio Darío tiene 51 años, de contextura delgada, alto (mide 1,90 metros), tez trigueña, cabellos canosos y ojos color celestes.

Es el menor de tres hermanos: Rubén Julián y Silvia; y nació el 23 de octubre de 1967.

Hijo de Silvio Sixto Cortesi (fallecido hace 51 años, cuando Fabio tenía diez meses) y Oderay Perruchoud (85 años), crecieron en la Colonia El Potrero, en calle 1 y 10.

“Mi hermano tiene el oficio de albañil y es desde toda la vida vacunador del Senasa; desde que se hizo la primera campaña contra la fiebre antiaftosa”, dice Silvina con la angustia atravesada en el tono quebradizo de su voz.

“Su esposa se llama Marina Torres, y su hija se llama Sixtina Giuliana y acaba de cumplir quince años. Es un hombre de familia, de hogar. Es un misterio lo que nos está pasando”, reflejó Silvia.

El último dato

Hay que comprender que tener a un ser querido desaparecido genera de mínima una larga zozobra y un interminable sufrimiento: se trata del no saber qué ha pasado con la persona amada que nunca regresa al hogar de pertenencia.

Desconocer su paradero, implica formularse innumerables interrogantes, la mayoría de ellos sin respuesta: ¿Dónde está? ¿Qué le ocurrió? ¿Por qué a él? ¿Por qué a nosotros? ¿Estará vivo y a salvo o le habrá pasado algo? ¿Regresará?

Silvia, se le nota en el semblante, está atravesando este recorrido junto a sus seres más cercanos.

“Mi hermano y su familia viven en Ituzaingó y San Luis. Y como familia nos frecuentamos bastante. Recuerdo que el domingo 11 lo noté un poco nervioso, como si estuviera preocupado por algo”, rememora Silvia para aportar a un contexto.

“Estaba como obsesionado con el celular. Y el miércoles 14 se despertó manifestando que se sentía como perseguido, como si alguien lo estuviera vigilando. Eso preocupó mucho a la familia, porque Fabio es una persona normal, coherente, recto, lo que se dice una buena persona. Tiene una vida ordenada, sin deudas, con amigos, se seguía frecuentando con sus compañeros de la secundaria del Anexo Comercial del Colegio Nacional Luis Clavarino. Es de vida familiar”, insiste Silvia y la mirada le ilumina el rostro en cada descripción que hace de él.

“Como se despertó con esa idea de sentirse vigilado y como su vida era normal, llamó mucho la atención. Por eso ese mismo día se hace una consulta médica y le recetan para controlar la ansiedad y para que pueda descansar mejor”, recordó su hermana.

“El jueves a primera hora de la mañana, habrán sido las 7:30, llamo a mi cuñada para saber cómo había pasado la noche y ahí las dos nos dimos cuenta que ya no estaba. De inmediato radiqué la denuncia para dar con su paradero y desde entonces no hemos descansado y no sabemos nada de él”, expresó.

El último dato que se sabe de Fabio Darío lo aporta una cámara de video vigilancia de un vecino: a las 3:12 del jueves 15 se lo ve transitando al trote, como a media carrera y a su lado el perro de la familia que responde al nombre de “Guapo”.

Lo que sigue es la actuación de la Policía, que desde entonces no ha escatimado recursos humanos ni tecnológicos para rastrear los pasos de este hombre que es buscado, como se suele señalar popularmente, “por cielo y tierra”.

“Mi hermano se operó a principio de año de la garganta porque es fumador. En realidad, tenía que dejar de fumar y a veces fumaba a escondidas. Pero ese miércoles, el día que lo llevaron al médico, fumó mucho”, recordó Silvia para remarcar el estado de ansiedad que atravesaba.

“Sabemos que se fue con lo puesto y lo poco que tenía en la billetera, además de un manojo de llaves de la casa y del auto”, aporta en la desesperación de completar hasta los más mínimos detalles que permitan dar con su paradero.

El automóvil de la familia, un Toyota Corolla, quedó estacionado en la casa. “No nos explicamos qué pudo haber pasado. Solo sabemos que está huyendo, porque él sentía que lo perseguían, que lo querían matar; en sus últimos momentos decía cosas que para nosotros eran incoherentes, como un delirio de persecución”, detalle su hermana.

Los rastrillajes de la Policía han sido intensos y extensos. La zona del Gualeyán, la del Cementerio Norte hacia la Autovía Gervasio Artigas (Ruta Nacional N° 14); como así también toda la zona de Las Piedras y Los Pinos, sumando también extensiones por la Ruta Provincial N° 20 y la Ruta Provincial N° 16, fueron explorados casi metro por metro. Nada. Algún que otro rastro, que luego se pierde en la espesura del monte. O el relato de tal vez haberlo visto, que algún poblador lugareño aporta; pero todo con destino incierto.

“Toda nuestra familia hemos ido a todos los rastrillajes e incluso a otros que organizamos por nuestra cuenta. Pero nada. Mi hermano no aparece”, se angustia naturalmente Silvia, quien no encuentra respuestas ni consuelo

“Hoy (por ayer) rastrillé desde la 8:30 hasta las 15, por la zona de la Ruta 14 y la Ruta 16, todo Palavecino; también por la zona de Las Piedras y Los Pinos; pero nada. Cada dato que nos aportan lo intentamos de verificar, pero parece que todo es imposible”, se lamenta.

En medio de ese dolor, encuentra palabras de agradecimiento al esfuerzo de la Policía de Entre Ríos, de los Bomberos Voluntarios, de los allegados a la familia y de tantos vecinos que –desinteresadamente- se han sumado a esta búsqueda. “Sabemos que han trabajado y trabajan mucho. Pero, lo que nos pasa es que llega cierta hora y quedamos solos de nuevo ante esta gran ausencia”, intenta explicar Silvia lo que le ocurre a cada uno de ellos.

“En nuestra desesperación, todo nos parece insuficiente. Pero, no queremos ser ingratos y reconocemos que todos están trabajando y haciendo lo que corresponde y que la comunidad también está preocupada junto a nosotros”, destaca esta vez con voz firme y segura.

“No hay lugar que no se haya recorrido. Se van a cumplir diez días de la última vez que supimos algo de él. Tanto su esposa como su hija y cada uno de nosotros, pensamos mucho en Fabio. Sabemos que es asmático, que tuvo esta cirugía de garganta reciente. Somos conscientes que en las noches hace mucho frío, que debe pasar hambre y sed. Cuando me voy a acostar, siento que estoy haciendo algo incorrecto. Lo mismo siento cuando voy a comer, que no estoy siendo solidaria o que a mi hermano le puede estar pasando algo y no lo podemos ayudar como se merece”, dice Silvia mientras envuelta en la angustia de no saber y, no obstante, enfrentar la ausencia.

    ComentariosDebés iniciar sesión para poder comentar