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Nuevas restricciones salvo shows por TV, protestas sociales y mitínes políticos
No sabemos cuándo vendrán las prometidas y ansiadas vacunas.
No sé si llamarlo contradicciones, hipocresías, privilegios, desigualdad ante la ley y siguen los sustantivos.
Jorge Pedro Jurado (*)
(Colaboración)
Vuelven a repetir los mismos errores pasados, aunque lamentablemente con más de 70.000 muertos, hospitales repletos y sin vacunas a la vista. Solo el remedio más fácil: encerrarnos y prohibirnos circular.
Han pasado meses y nadie explica los motivos de no contar con vacunas. La de Pfizer no se saben las razones, nadie la dice aunque el resto de los países la aplica sin inconvenientes. Entregamos casi 60 millones de dólares a Astrazéneca y aún no contamos con esas dosis. Demoran la aplicación de muchas vacunas que tienen en stock asumimos para no reconocer que nos quedamos sin ellas.
Se jactaban de que nos tomaban como modelos y hoy debemos tener vergüenza de como se llevó adelante el plan sanitario. Nos aíslan y no se controla. Los que podemos plácidamente quedarnos en casa lo hacemos. Aquellos que no poseen comodidades porque son pobres, porque necesitan imperiosamente ganar el sustento diario no sé que harán. Seguramente desobedecerán la norma y buscarán los míseros pesos para alimentar a su familia.
Los gobiernos no informan la verdad. No sabemos cuándo vendrán las prometidas y ansiadas vacunas. No hay plan sanitario, solo encerrarnos como ocurría hace 100 años.
Encima se suma la deteriorada y desastrosa situación económica. Pobres y más pobres, pymes y pequeños comerciantes que son dadores de trabajo genuino deben cerrar y siguen obligados a pagar los mismos impuestos que cuando la situación era más normal.
El peso que se deteriora cada día más, la politización de la crisis para echarle la culpa al anterior gobierno. Un presidente que viajó a tratar de obtener apoyo de quienes nada nos pueden dar sea porque carecen de influencia, porque nos ven como defaulteadores seriales, porque no hacemos los verdaderos deberes que debemos hacer para gastar menos, para bajar el gasto público, para apoyar a los únicos que arriman divisas que es el campo. Hacen lo contrario de lo que debería hacerse. Creen que prohibiendo la exportación de carne bajarán los precios internos.
No lo podemos entender. El Presidente y el ministro de Economía Martín Guzmán trataron en Europa de rogar una prórroga en los vencimientos y acá el fuego amigo petardeando esos ruegos diciendo no les pagaremos, la culpa siempre la tiene el otro. Jamás son capaces de reconocer que se equivocaron, que algo o mucho hicieron mal.
Nuestros legisladores tratando en los recintos temas que no interesan al pueblo. Que son importantes, pero no ahora. Ahora necesitamos testeos, camas UTI, vacunas, vacunas y más vacunas. Necesitamos cárcel para los delincuentes, rebaja de impuestos a los que producen y dan trabajo, ejemplaridad de los gobernantes, respeto a la Constitución, dialogar entre oficialismo y oposición, apertura al mundo globalizado, coherencia de las posturas de Argentina ante los países que violan los derechos humanos, seguridad para nuestros conciudadanos, volver a ser la Nación que conocieron nuestros abuelos, el país que ansiaban vivir los inmigrantes.
Darnos cuenta que Ezeiza no es la única salida y dejarles a nuestros nietos una tierra como la que supimos tener. Caso contrario, habremos fallado y será irremediablemente tarde para reaccionar.
(*) El autor de este artículo es abogado, escritor, periodista, autor de varios libros y director del periódico Grupo de El Censor que se edita en la red social de Facebook.