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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
Opinión

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El Paraná y la lucha por la “soberanía”

El Paraná y la lucha por la “soberanía”

Por Bernardo Salduna (*)


Me refiero al artículo que firma Mempo Giardinelli con el título “La Vieja Guerra del Paraná y la Soberanía” (https://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/215544/la-vieja-guerra-del-parana-y-la-soberania). No voy a opinar sobre la actual controversia sobre la Hidrovía. Pero creo que la referencia histórica que formula el prestigioso escritor, es errónea.

No es verdad que existió una lucha por “soberanía”.

Ni sobre el Paraná ni ningún otro río navegable argentino.

Desde la Colonia española, más propiamente, desde que se creó el Virreinato del Río de la Plata, el régimen impuesto por la Corona, determinó que Buenos Aires- a más del centro político y administrativo del poder- fuese el puerto exclusivo, habilitado para comerciar y controlar la entrada y salida de buques, en el río más ancho del mundo.

Eso perjudicaba a las provincias del interior, obligadas a pasar sus productos por estas verdadera “horcas caudinas” -puerto y aduana- que se les quedaba con la “parte del león”.

 

Independencia paraguaya

 

Así, por ejemplo, Paraguay:

“El agua del Paraná –escribe un historiador paraguayo- sabía a lágrimas con su puerto preciso y sus aranceles. Muchos paraguayos preferían, no obstante, los viejos rencores, entregarse al Brasil, antes que, a Buenos Aires, cuyas armas, además, por dos veces, habían ahogado en sangre sus rebeliones comuneras”. (1)

Lo peor es que este sistema distorsivo continuó después de la Revolución de Mayo.

Cuando la campaña de Belgrano al Paraguay, después de la batalla de Tacuarí, don Manuel firmó un Tratado con los jefes paraguayos.

Además de retirar sus tropas, se comprometía a que Buenos Aires eliminara o al menos disminuyera, los aranceles aduaneros a la entrada y salida de mercadería a y desde Asunción.

En especial, yerba, tabaco y maderas principal exportación del pueblo guaraní.

La Junta porteña no ratificó el acuerdo y encima mandó procesar a Belgrano.

La consecuencia fue la Independencia del Paraguay.

Respecto a España, sí, pero también su separación definitiva del antiguo Virreinato.

 

Las banderas de Artigas

 

Ese tema fue retomado luego por el jefe oriental José Gervasio Artigas.

En las célebres “Instrucciones” a los diputados orientales a la Asamblea del Año 13 se proponía (además de la independencia, la república y el federalismo):

“Que se habiliten como puertos con total libertad de comerciar los de Montevideo, Colonia y Maldonado”.

“Que ninguna preferencia se dé, por cualquier naturaleza, a los puertos de una Provincia sobre otra”.

El ideal artiguista proponía, entre otras medidas progresistas, libre navegación de los ríos interiores, y habilitación de puertos marítimos y fluviales en igualdad de condiciones para comerciar con el exterior (2).

Como es sabido, la famosa Asamblea del año 13, tan libertaria en otros aspectos, rechazó de plano a los diputados de Artigas y hasta metió preso a alguno de ellos.

 

Después, hostilizaron y persiguieron de todas formas a Artigas hasta destruir su influencia y lograr su exilio definitivo

 

El puerto y la aduana

 

El monopolio porteño del puerto y la aduana continuó, bajo regímenes unitarios o supuestamente “federales” como el de Juan Manuel de Rosas.

Esto, como lo han señalado historiadores como Juan Álvarez, ha sido el principal motivo de las cruentas guerras civiles que demoraron nuestra organización nacional durante cuarenta años (3).

Y que territorios que formaron parte originaria del Virreinato, como Paraguay y la Banda Oriental se separasen definitivamente del tronco común.

Para que se tenga en cuenta el volumen de la distorsión hay que destacar que aún en 1860, mientras el presupuesto de Buenos Aires alcanzaba los 45 millones de pesos fuertes, el resto de las provincias no llegaba a tres millones.

El cierre con cadenas del Paraná, dispuesto por Juan Manuel de Rosas en la Vuelta de Obligado, así como las batallas que menciona el artículo de Giardinelli, no eran gestas “nacionales” (la nación todavía no existía) sino la defensa del monopolio porteño: Buenos Aires pretendía comerciar exclusivamente con ingleses o franceses, quedándose con las rentas de aduana de productos venidos en muchos casos de los pueblos del interior.

Pero no querían que lo hicieran las provincias, en iguales condiciones, a través de los puertos de Rosario, Santa Fe, Diamante, etcétera.

Los barcos de Inglaterra y Francia que pasaron después del combate de Obligado fueron recibidos como “libertadores” en Corrientes o Asunción.

Los principios levantados por Artigas en 1813 “libre navegación de los ríos; aduanas nacionales con tarifa única; igualdad de puertos, etcétera”, recién fueron plasmadas en normas al dictarse la Constitución federal de 1853 (arts. 9,12,26, etcétera).

Resulta doloroso demoler mitos: pero eso de la “defensa de la soberanía” del Paraná, parece bastante endeble.

 

Referencias

(1) Cit por Efraín Cardozo “Breve Historia del Paraguay”, EUDEBA, B.Aires 1965, pag.43)

(2) Reyes Abadie Washington “Artigas y el Federalismo en el Río de la Plata”, Ed. Hyspamérica, B.Aires 1986

(3) Alvarez Juan “Las Guerras Civiles Argentinas”, Ed. Kraft, B.Aires 1960h

 

(*) Bernardo Salduna es vocal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos y un apasionado de los temas históricos vinculados con la provincia.

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