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Los pensamientos hechos versos del Cura Gaucho

Los pensamientos  hechos versos  del Cura Gaucho

La Comisión Tradicionalista del Río Uruguay publicó en junio de 2001 a través de la Imprenta Oficial de la Provincia de Entre Ríos, lo que hasta entonces se había rescatado de la obra en verso del Padre Luis Jeannot Sueyro.


Por Nahuel Maciel EL ARGENTINO © Ese libro titulado “Los versos del Cura Gaucho”, permite conocer también el pensamiento y el sentimiento, la reflexión y la acción de este sacerdote que siempre andaba por la vida con una sonrisa eterna. El libro de versos del “hombre de la camperita gris” tiene un prólogo de don Pedro Luis Barcia, donde no sólo se comparte un fecundo anecdotario que lo pinta a Jeannot de cuerpo y alma sino también invita –a manera de itinerario- recorrer sus páginas. Allí se lee la frase de Pascal: “Pensé encontrarme con un libro y hallé un hombre”. Ese libro permitió armar este material de lectura para campear los pensamientos hechos versos de este hombre auténtico que hoy habita en el corazón del pueblo. Una última aclaración. Cuentan los que lo conocieron en la intimidad, que su voz se erguía, ronca y sonora, para hablar de los más diversos temas, siempre con la emoción en la mirada y el corazón en la mano. El hombre que dijo (tal como lo recordó en el prólogo don Pedro Luis Barcia): “El enfermo, gurises, el sufriente, es tierra sagrada”, ese Jeannot Sueyro que siempre tuvo tiempo para los demás, sigue conversando hoy porque siempre fue Verbo. # Jeannot y su vocación sacerdotal Romance del llamado: “Señor que te acompañaste / con hombres rudos de pesca / y eternizarte caminos / en campos de Galilea, / un hijo de tierras criollas, / porque es tuyo, se te acerca. / Las chacras del Gualeyán / también sintieron tus huellas. / En una tarde de abril yo deschalé en tu presencia. / Sentí pasar algo enorme / por entre las chalas trémulas / y en una espiga vi abrirse / mi porvenir: alma, Iglesia. / ´¡Sígueme!´ Lo dejé todo / crucificado en tu idea. / Me llevé sólo el milagro / de tu súbita presencia. / El mismo que ayer araba / hoy te desangra un poema… / Hasta el cardo da una flor, / que es oración de mi tierra. / Estas manos campesinas / que alzarán la blanca ofrenda / tienen callos de guadañas, / tienen unción de manceras, / tienen rasguños de talas, / tienen viento, tienen selva. / Por eso tienden al Cielo: / ya están cansadas de tierra. / Aquella frente mendiga, / que siempre pescaba estrellas / en los ríos de la noche, / hoy es una enredadera / que en el tronco del pasado / pone un tajo de flor nueva. / Aquel diálogo sublime / del charco y la luna llena. / El niño que hablaba a Dios / sin palabras en la lengua, / con terrones por preguntas / y con flores por respuestas. / Mañanas, pájaros, nubes; / un horizonte, una huella. / Yo era un eco de esa vida / y un diapasón de mi tierra. / Un sacerdote de todas / las distancias y presencias. / Dios bajaba un sol al mundo. / Yo le subía una idea: / compraba su Eternidad / con un canje de monedas. / Aquellos días de niño / parece que hoy renacieran / y me aromaran el alma / de carcajadas traviesas / que eran criollez de espinillos / y eran candor de azucenas. / Vienen a desenredarme / del ñapindá de tristezas, / como yo hice tantas veces / con descarriadas ovejas, / (el recuerdo es un pastor / que al fin siempre nos encuentra). / Señor de ayer y de siempre, / mi pasado se te acerca / para decirte: el futuro, / ¿será temblor de manceras?, / ¿será carpida de surcos?, / ¿será pastoreo de ovejas?, / ¿será buscarte en el sol?, / ¿será encontrarte en la melga? / Señor: no pido un milagro; / pero lo hiciste en la Cena. / Transubstancia mi pasado / en redención de mi tierra, / Señor, que salvaste al Mundo / con hombres rudos de pesca”. # Jeannot y el Uruguay Patriada: “La Patria se hizo a caballo, / como un río puesto en marcha / rumbo al horizonte nuevo, el porvenir que alboreaba, por el coraje criollo / para vencer las distancias. / La Patria del ´Padre Artigas´, / la del ´Santo de la espada´… / Padre de los Pueblos Libres, / Libertador de tres Patrias. / Orientales y Argentinos /somos de la misma raza, / hermanos de tradición, / hermanos en la esperanza. / Hundimos nuestras raíces / en la misma tierra gaucha. / Nos riega el ´Río de los pájaros´ / y el estuario nos abraza: / hacia el mar de lo Infinito / somos ríos siempre en marcha. / El mismo Cielo nos cubre, / el Dios de todos nos manda, / hablamos el mismo idioma, / servimos la misma Causa: / la Libertad de los pueblos, / la gran Patria Americana. / La Patria se hizo a caballo, / ¡hay que reiniciar la marcha! / Ayer San Martín y Artigas / con sus potros y sus lanzas, / hoy el nuevo desafío / para vencer las distancias: / ¡ser lo que debemos ser / o nunca seremos nada! / Orientales y Argentinos / unidos en la Patriada. / Un torbellino de crines, / un relámpago de lanzas. / El caballo fue el amigo, / el soldado, el camarada; / un corazón que se juega / un gaucho más en la Pampa. / Llevó banderas de gloria / y crespones de mortaja; / el parte de Chacabuco / con Santiago de Escalada: / doce días de galope / con un mensaje de Patria. / Fue la lengua de Cervantes, / fue la Religión Cristiana, / el ´Ave María Purísima´, / el culto a la Inmaculada / de Orientales y Argentinos / en la Virgencita Gaucha. / Y fue el caballo otra herencia / de la Madre Patria España / cuando Pedro de Mendoza / nos dejó la caballada / para que el Cid Campeador / en el Gaucho se encarnara. / Un chorro de sangre india / en las venas nos estalla: / los Charrúas y Minuanes / en la misma estirpe gaucha. / Y porque todo nos une, / porque nada nos separa / antes que romper la unión / se secará el Río de la Plata”. # Jeannot y Malvinas Argentinas Malvinas Argentinas: “¡Y llegará el momento, / Malvinas nuestras, de recuperarlas, / como llega la aurora / tras la congoja de la noche larga! / ¡Argentinas sus tierras, / argentinas sus aguas! / Piso estas piedras y las siento mías, / oigo en el viento voces de llamada. / Con las nubes y el cielo / ya tengo izada mi celeste y blanca. / Me aprieta el corazón, hiere mis ojos / ver otra enseña con sus rojas franjas. / Sangre irredenta de una vieja herida, / un miembro mutilado de mi Patria. / ¿Sobre la azul y blanca un signo rojo? / ¿En nuestro suelo una bandera extraña? / Ya alumbrará el momento / de la aurora esperada. / Brilla el sol argentino en estos cerros. / Ya la historia está en marcha. / Yo vagué por los campos malvinenses; / trepé por sus lomadas; / me hundí en bajíos de turbales negros; / me salpicaron las espumas blancas / de este mar impaciente, / como un brazo crispado en la demanda / de estrechar, como nuestro, / un pedazo sangrante de la Patria. / ¡Y llegará el momento, / Malvinas nuestras, de recuperarlas! / ¡Argentinas sus tierras / argentinas sus aguas!”. # Jeannot y el Gualeyán Coplas de mi Gualeyán (“Dios espera donde están las raíces”. Rilke): “El Gualeyán para mí / es el Jordán de mi Patria / y me vengo a bautizar / como Jesús en sus aguas. / Es un encuentro con Dios, / es una cita del alma. / Quiero buscar mis raíces / en este suelo entrerriano. / Yo quiero nacer de nuevo / a la luz de la Esperanza / y quiero encontrar al Padre / que hijo suyo me llama. / Traigo el alma estremecida / en la crispación de un arpa / y tu música, Señor, / será la respuesta exacta / que alumbrará mis caminos / y que calmará mis ansias / en la quietud de estos montes / y en el frescor de estas aguas. / Quiero oír a mis zorzales / y quiero ver a mis plantas; / quiero vibrar con el ritmo / de estos brotes y estas alas. / Como a Beethoven el Rin, / a mí el Gualeyán me estalla / en una arteria sangrante / que mi propia vida arrastra. / Cuelgo mis interrogantes / como sauces en sus ramas / quisiera pescar el Cielo / entre las aguas que pasan. / ¡Hacia el mar de lo Infinito / somos ríos siempre en marcha! / El Gualeyán para mí / es el Jordán de mi Patria. / Que otro busque en sus corrientes / tarariras o mojarras… / Yo vengo a pescar el Cielo / que se refleja en sus aguas. / Yo vengo a buscar a Dios. / Yo vengo a lavarme el alma”. # Jeannot y el gaucho Gaucho: “Duro como el ñandubay / y recto como una lanza, / de cara al cielo argentino / como un mástil se levanta / con todo el peso y la gloria / de nuestra celeste y blanca. / Tan hundido en el terruño y tan erguido en la Pampa, / raíces que están mostrando / cómo deben ser las ramas. / Tan firme que marca rumbos, / tan bueno que nos abraza / como la lluvia oportuna, / como el sol de la mañana. / Tan argentino, tan nuestro / que es un pedazo de Patria. / Llevamos el Gaucho adentro, / ¡alma viva de la Raza!, / como la custodia lleva / a Cristo en la Hostia Santa. / Porque el ser Gaucho se hereda, / porque el ser gaucho se mama / en la ubre de esta tierra, / que en cada hijo desangra / la nobleza de su estirpe, / lo fecundo de la raza. / Mi tierra ha parido Gauchos / porque es nuestra Pacha-Mama. / Como brota el espinillo / y como surgen los talas; / como cantan los zorzales, / los boyeros y calandrias: / porque sí, porque mi tierra / de puro criollo canta. / Somos carne de su carne, / tenemos la misma savia, / brotamos del mismo suelo, / de su raíz somos ramas / y vamos a florecer / lo que el pasado nos manda. / Don José de San Martín / con Gauchos fundó tres Patrias. / Los montoneros de Güemes / hicieron la Guerra Gaucha / y el Supremo de Entre Ríos / con su tropel de tacuaras / encendió de nuevo el sueño / del Virreinato del Plata. / Esas manos argentinas / que ayer alzaron las lanzas, / las que pialaron los potros / o acunaron las guitarras, / hoy pialan el horizonte / con el humear de las fábricas. / Y como enormes bordonas / los cables pulsan distancias, / el himno del Porvenir / que el pasado gaucho canta. / ¡La vuelta de Martín Fierro! / ¡Don Segundo Sombra en marcha! / Hay que despertar el Gaucho / que duerme dentro del alma. / ¡Hay que ser Gauchos de nuevo / para salvar a la Patria!”. # Jeannot y el darse Darse: (“Dios no habla al hombre hasta que éste no logra establecer la calma en sí mismo”. Alexis Carrel): “Debes darte a la vida sencillamente, como / la flor da su perfume y el astro da su luz. / No te reserves nada: hay más grandeza y gozo / en dar que en recibir, como dijo Jesús. / Y como El se entregaba, te entregarás tú mismo. / Izarán tus banderas, seguirán tu ideal… / Pero el grano de trigo, por dar la vida, muere; / por encarnar tus sueños te crucificarán. / ¿Qué importa ser laguna si albergas una estrella? / ¿Qué importa ser de barro si brotas una flor? / Brinda a todos efluvios del tesoro infinito. / Muere brotando Cielo y reflejando a Dios. / No quiero yo en mi tumba, ni mármol ni cipreses, / sino la tierra madre y el árbol de la Cruz. / La horizontal, son brazos que tiendo a mis hermanos, / la vertical, son alas que tiendo hacia Jesús…”. # Jeannot y su confidencia Confidencia: “Mi vida es sólo un eco de otras vidas. / Me afloran las palabras / como ojos que lloran, / como arterias que sangran. / Un ansia de volcán me está quemando / y yo lanzo mi lava / con respuesta de fuego: admoniciones / de ponernos en marcha, / antes que el horizonte / nos enfríe en montañas. / Me duele el mundo. Vivo de latidos, / como un inmenso corazón que estalla / por dar a las preguntas / una respuesta exacta. / El cáncer de la noche me devora, / mis estrellas se apagan; / pero en la ruina de mi luz presiento / que ya clarea el alba, / y me alargo hasta el sol para que todos / al fin se yergan, como las montañas, / en busca de la luz. Y me hago río / para que mis aguas, / de nieves derretidas o de llantos, / irradien el fulgor de la alborada. / Quiero vivir para que todos viva, / quiero cantar por los que siempre callan. / Y para que el Mensaje redivivo / su eternidad irradie en cada alma, / quiero crucificarme en las respuestas, / quiero encarnar el verbo en mis palabras”. # Jeannot y final “Y otra vez en el camino… / perdonen si no me quedo. / Soy un río puesto en marcha / y si no avanzo me muero”.

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