# La razón de Estado o el estado de la razón
A nadie se le puede escapar que el conflicto por las papeleras tiene particularidades y características muy en común entre Uruguay y Argentina.
La controversia no sólo hay que centrarla por lo que pueda ocurrir en Fray Bentos sino también por lo que está sucediendo en Argentina.
Lo de Kemira en Santa Fe, la postura pro papelera que expresan las provincias de Corrientes y Misiones y las serias dificultades que presenta el Gobierno nacional para articular en los hechos una política de Estado en la materia, en realidad desnudan que entre los gobernantes existe el ?sálvese quien pueda? sin advertir que esa postura implicará más temprano que tarde insospechados enfrentamientos regionales.
Al quedar el conflicto circunscripto únicamente a cuestiones binacionales, ¿implica que la mayor experiencia de integración y complementación regional como es el Mercosur ha fracasado?
No es menor el dato que dos gobiernos que comparten una misma visión desde lo ideológico, hoy persistan en profundizar una crisis y una tensión como nunca antes habían vivido Argentina y Uruguay.
En este contexto, una creciente manipulación desde sectores que expresan un falso nacionalismo o un chauvinismo, están fogoneando, en ambas orillas, que el conflicto jamás encuentre una solución.
La solución no es plantear el rompimiento de las relaciones, sino exigir la búsqueda de soluciones. Para ello, la unidad en la defensa de los intereses generales no es un acto de conveniencia, sino de imprescindible razón de Estado. No hacerlo, es una crítica abierta al estado de la razón de los gobernantes.
# Ser responsables
En los últimos fines de semana ha retornado una constante en las inmediaciones de los boliches bailables de la ciudad. Jóvenes de ambos sexos y la mayoría menores de edad alcoholizados, peleas y la consecuente intervención policial, que a veces genera más violencia y agresión de la juventud.
Mientras todo esto ocurre ?y en circunstancias que pueden ser más graves como el sexo descontrolado o el acceso a las drogas- los padres duermen plácidamente en sus hogares.
No sólo se requiere una mayor responsabilidad por parte de los padres, que al ser los primeros educadores es esencial, sino también mayores controles por parte de las autoridades de aplicación y de los adultos que atienden en esos boliches.
El vecindario se altera cuando en sus inmediaciones ocurren en horas de la madrugada las corridas, gritos, peleas, frenadas de automóviles, aceleraciones de motos y un sin fin de molestias que se perciben como una agresión a la convivencia urbana y ciudadana.
Si los menores andan alcoholizados por las calles es que antes hubo un mayor que les vendió o les proveyó de alcohol; y hubo una autoridad que no observó ni hace observar las normas vigentes. No hay atenuantes. Se trata de mayores controles y el control ejercido como corresponde no es represión sino educación.
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