# Calidad educativa
La escuela es considerada una institución clave en materia de desarrollo social, individual y colectivo de las personas.
Desde siempre ha quedado ?como un tensor- entre la necesidad de interactuación social y el acceso a los requerimientos para el desarrollo.
No obstante, hoy por hoy es notorio que el sistema educativo ?sostén de la institución-padece un severo cuestionamiento por su ineficacia y el perfil de los egresados, que no tiene correlación con las expectativas que se pretende en materia de formación.
Es un hecho que el crecimiento de la matrícula escolar implica siempre un correlato con el aumento de los docentes, con la inversión en infraestructura, con la producción de textos, e incluso con la investigación de nuevos métodos de enseñanza-aprendizaje.
Actualmente se está cuestionando en los centros del saber y en los decisorios (Estado), por qué los alumnos no adquieren las competencias necesarias para satisfacer demandas sociales y personales.
¿Esto se debe a una escasa relación entre los programas educativos y la realidad socio económica y cultural? ¿Acaso sea un déficit en la formación y capacitación docente? ¿Será porque prevalecen las gestiones burocratizadas que impiden el ejercicio de la eficacia? ¿Será influyente la desvalorización y desprestigio que tiene la actividad docente? ¿Serán todos estos componentes juntos y otros que sería largo enumerar?
Como sea, la calidad de la educación es un tema conflictivo y eso está en íntima relación con la movilidad social que puede desarrollar un maestro.
¿Alcanza la explicación -como dice el gobernador- que no hay más recursos y que hay que ser responsable en la distribución con lo que se tiene? ¿Realmente no hay más esfuerzo para mejorar la educación que el que actualmente se está ofreciendo?
Si en materia educativa siempre se requiere de un mayor esfuerzo de la comunidad, entonces sería justo que el gobierno revisara sus prioridades para evitar que la Educación siga siendo la cenicienta del sistema.
# El placer y saber de la lectura
En términos generales se sostiene que los jóvenes ya no leen, ni en sus hogares ni en la escuela.
Esta queja generalizada se sustenta que al término del día, un joven ha pasado por varias pantallas y casi ninguna página: pantalla de computadora, de televisión y de celulares. Pero, en todas ellas siempre se debe leer algún subtitulado o las indicaciones para resolver problemas en la computadora o en el envío de mensajes de textos.
También es cierto que al final del día, ese mismo joven ha leído algunos mensajes publicitarios en formato de carteles y si además ha asistido a la escuela, ha debido leer su propia escritura.
¿Alcanzan estos ejemplos para desmitificar que los jóvenes no leen? La respuesta es imprecisa, por eso se requiere aportar que la lectura de libros ?por placer y por saber- aporta algo más que los ejemplos dados.
El argumento sobre la cuestión económica del libro es insuficiente para la lectura. Porque existen en el mercado libros muy baratos, hay ofertas y también la posibilidad de acceder a libros prestados por particulares o las bibliotecas populares que existen en Gualeguaychú.
Es cierto que la lectura en la escuela es más exigente y es obligatoria (lo que implica a veces resistencia al placer de la propia lectura), pero eso no debe implicar necesariamente que deba ser aburrida o tediosa.
Después de todo el acceso al patrimonio cultural es una de las tareas de la escuela. Y aquí es donde la familia juega un rol clave para ofrecer un horizonte cultural más amplio. Esto es, generar el ejemplo de la lectura implica consolidar un hábito elogioso.
Habitar los mundos que proponen los libros y descubrir las historias y los personajes siempre será una tarea fascinante. Y como sucede con la fascinación, se requiere de un esfuerzo constante para llegar a manejarlas y empezar a disfrutar con ellas.
Las profesoras de literatura saben muy bien que la lectura por placer y por saber no debe ser necesariamente disociada. Si los jóvenes no ?leen? más que un reproche hacia ellos debería ser una interpelación hacia los adultos.
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