A 70 años del fin del Holocausto
El 27 de enero de 1945, tropas del Ejército Rojo de la Unión Soviética, en su camino hacia Berlín llegaron al campo de concentración Auschwitz, en Polonia, que luego sería recordado como el máximo símbolo de la Shoah.
Los rusos llevaban ya cuatro años de guerra, y los soldados sobrevivientes, pensaban que lo habían visto todo, tras largos meses de horrores y muertes en los campos de batalla, pero lo que vieron aquel día en Auschwitz, lo superó todos. Montañas de cadáveres, hornos para quemar los cuerpos y cientos de sobrevivientes con los cuerpos huesudos por los efectos de la desnutrición.
Auschwitz, representa la matanza a escala industrial, el odio sin precedentes y hasta a dónde el hombre puede llevar la destrucción de su propia especie en aras de una ideología que hacía ver a los judíos como una raza inferior. Seis millones de ellos murieron durante la Shoah. En los países europeos conquistados por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial, cientos de miles de judíos fueron deportados a los campos de la muerte, desapareciendo familias enteras. También en esos campos murieron gitanos, sacerdotes, opositores alemanes al régimen Nazi y prisioneros de guerra.
La intolerancia, las ideologías fanáticas es lo que a lo largo de estos 70 años llevaron a repetir las matanzas a gran escala de civiles indefensos en países africanos, por las guerras tribales, y ahora grupos fanáticos y terroristas proliferan en Siria, Irak e Irán.
No debemos olvidarnos que el Holocausto fue también un aviso para la humanidad que el genocidio puede regresar si no entendemos que podemos convivir con el otro aunque sea distinto y piense diferente.
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