A un mes del ataque terrorista de Hamas
El conflicto que se inició el 7 de octubre se va extendiendo en el ámbito local, regional y global.
Por Rosendo Fraga
Las acciones en los cuatro frentes fronterizos de Israel se intensifican y escalan. Los combates han llegado a la ciudad de Gaza, con un escenario que remite a las guerras de Ucrania y Chechenia. Tras bombardeos, avanzan los tanques en el medio urbano. Los daños colaterales y las víctimas civiles se hacen inevitables.
Paradójicamente, aparecen situaciones militares que recuerdan a las Cruzadas, que hace mil años enfrentaban en ese mismo lugar a musulmanes y cristianos. Los túneles eran un instrumento de guerra relevante en esa época para tomar por sorpresa castillos y fortalezas. El sitio para rendir por hambre y sed, se materializa hoy con el cierre de las fronteras de Gaza. Pero también hay otra semejanza: el factor religioso en el conflicto. Los sectores ultra religiosos israelíes tienen un papel relevante en la coalición política de Netanyahu y él mismo proviene del Likud, el partido que en las últimas décadas ha representado este tipo de orientación. En el caso de Hamas, la motivación de los combatientes es morir en la guerra para ir automáticamente al paraíso, que garantiza la felicidad eterna en términos terrenales.
Las víctimas palestinas se incrementan día a día a partir de que el teatro de operaciones se ha trasladado a la capital de Gaza. Más de la mitad de los habitantes de la Franja han abandonado sus casas y han sido destruidas total o parcialmente la mitad de las viviendas.
En el entorno de Israel, quizás el frente más delicado lo representa Cisjordania, luego El Líbano con la presencia de Hezbolá, y Siria, donde también actúan grupos palestinos vinculados a Irán. Después de Gaza, el segundo frente en la frontera de Israel es Cisjordania, que tiene una población similar a la de la Franja -cerca de dos millones y medio-, pero una extensión geográfica varias veces mayor. La situación es más compleja porque conviven en su territorio una población palestina que tiene su propia autoridad administrativa, la Autoridad Palestina, enfrentada con Hamas, y colonias y pequeñas poblaciones judías. Pero militarmente es un territorio parcialmente ocupado por Israel. Se vienen produciendo pequeños pero crecientes enfrentamientos entre palestinos por un lado y fuerzas y colonos israelíes por el otro. Los muertos son aproximadamente ciento cincuenta.
En El Líbano, la milicia chiíta Hezbolá, controlada por Irán, mantiene un enfrentamiento militar contra Israel con lanzamiento de drones y misiles. Hamas, Hezbolá y la Yihad Islámica han realizado una cumbre para coordinar sus acciones. Los muertos superan ampliamente el centenar.
Siria es el cuarto frente, desde el cual milicias pro iraníes mantienen escaramuzas con las fuerzas israelíes. La situación en este país es compleja. Tiene el apoyo de Irán y también de Rusia, que tiene fuerzas y mercenarios en el país. Pero también hay novecientos militares estadounidenses, fuerzas turcas y milicias kurdas que multiplican la posibilidad de que el conflicto escale. Las fronteras de Israel se completan con Egipto y Jordania, dos países que se han negado a recibir migrantes palestinos y también a integrar una eventual fuerza de paz de los países árabes para estabilizar Gaza, una vez que la faz militar del conflicto termine.
Regionalmente, Irán, Irak y Yemen son tres países donde la guerra podría extenderse. El primero mantiene una presencia relevante en la región y un apoyo activo a Hezbolá y a las diversas milicias palestinas de orientación chiíta de la región. Su gobierno ha dado señales de estar dispuesto a escalar el conflicto e incluso a entrar en guerra si fuera necesario. Se trata de una potencia militar regional relevante, que va en camino a tener el arma nuclear. De los veintidós países árabes, sólo Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos tienen una capacidad militar equivalente o cercana.
En Irak, Irán mantiene fuerte influencia en su gobierno. Estados Unidos cuenta con dos mil quinientos hombres en el país, cuyas bases han sido atacadas, produciéndose, como en Siria, casos de heridos. Estados Unidos no sólo ha enviado dos portaaviones a la zona, sino que también está reforzando sus efectivos terrestres estacionados como asesores en Siria e Irak. Pero están muy cercanas las bases militares estadounidenses, ubicadas en las monarquías del Golfo. La seguridad de ellas es una amenaza para Washington. En Yemen, las milicias hutis que responden a Irán han realizado acciones militares desde la costa contra buques israelíes, y sus jefes, que controlan la capital del país, han expresado que lo continuarán haciendo. Al mismo tiempo, manifestantes en la mayoría de los países árabes y también de los musulmanes, que son más de medio centenar, han sido escenario de manifestaciones de solidaridad con los palestinos, que se intensificaron a partir del inicio del ataque a la ciudad de Gaza.
Pero el resto del mundo es también teatro de operaciones del conflicto, aunque no a nivel militar, sino con intensas manifestaciones, protestas y casos de terrorismo aislado. En Occidente se muestran diferencias y antagonismos. En las Naciones Unidas se votó un proyecto para el cese del fuego en Gaza. Obtuvo 120 votos a favor. La mayoría de los países europeos votaron de esta manera. Países como Japón y Canadá, que son aliados estratégicos de Estados Unidos, también votaron afirmativamente. Votaron en contra sólo una decena de países, pero uno de ellos fue Estados Unidos, el país decisivo en el ámbito de la OTAN, y los demás se abstuvieron.
Macron, por su parte, viajó a Israel y propuso extender a Hamas la asociación de ochenta y un países -la mitad de ellos africanos y asiáticos- para enfrentar al ISIS. Se trata de una alternativa muy difícil de implementar, pero con la cual el presidente francés buscó mostrar una estrategia propia, superadora del antagonismo entre Occidente y Oriente. Si bien tanto demócratas como republicanos expresan un firme apoyo a Israel, hay matices e incluso diferencias.
El sábado 28 de octubre participaron de una reunión los siete precandidatos republicanos a la Presidencia, con la presencia de Trump. Firmaron todos una manifestación de “lealtad” a Israel en el conflicto con Hamas. Criticaron a Biden por no reaccionar frente al hostigamiento sufrido por estudiantes judíos en algunas universidades estadounidenses.
En Daguestán, república islámica de la Federación Rusa, musulmanes enardecidos intentaron tomar un avión israelí en un aeropuerto. En los países que no son musulmanes de Asia, África y América Latina, las posiciones son diversas. En el último caso, apoyan y justifican a Hamas los aliados de Moscú: Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Colombia, Chile y Argentina han criticado a Israel por las muertes de civiles palestinos.
Por otra parte, países como Ecuador, Uruguay, Paraguay y Guatemala han apoyado con el mayor énfasis la causa israelí. El resto ha adoptado una posición de rechazo a Hamas y de neutralidad en lo militar, liderada por Brasil, que preside este año el Consejo de Seguridad de la ONU.
En conclusión: el primer círculo del conflicto Hamas-Israel es Gaza, donde se libran intensos combates entre las fuerzas israelíes y los milicianos palestinos en la capital de la Franja; el segundo son las restantes fronteras de Israel, donde se generalizan acciones militares: Cisjordania, Líbano y Siria, donde tienen lugar enfrentamientos aislados pero crecientes; el tercero son los países más próximos: Irán, vinculando y articulando acciones contra Israel; Yemen, con disparos de misiles contra buques israelíes; e Irak, con ataques aislados contra bases estadounidenses; por último, el resto del mundo es también teatro de operaciones y conflictos, con acciones de terrorismo aislado, protestas, manifestaciones y amenazas.