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Boleta Única: cuando el oficialismo es oposición
Por Juan Manuel Urtubey
Es un momento difícil para las democracias de occidente. La esperanza y la participación popular han dado paso al descreimiento y la falta de legitimidad. Surgen en el mundo entero movimientos antisistema de uno u otro signo. La historia abunda en ejemplos de que le ocurre a los pueblos cuando cansados de todo votan por nada. No nos confundamos, somos los políticos los responsables de esta situación.
La Argentina está lejos de ser una excepción. Los políticos debemos comenzar a estar a la altura de las circunstancias y esto significa transparentar, modernizar y comprometerse. Esto significa avanzar. Esto significa jugar limpio y dejar atrás los trucos.
Hoy se nos presenta una oportunidad para hacerlo. Sabemos que no será una revolución que todo lo mejore. Pero puede ser un pequeño paso que mejore nuestro sistema democrático. Me refiero a la boleta única, un instrumento cuyo único riesgo es que los votantes tengan mayor libertad.
Luego de cada elección surgen sospechas: falta de boletas, boletas truchas, conteos imposibles y demás irregularidades. ¿Cuál es el sentido de mantener un instrumento caduco y sospechado frente a uno nuevo, fácil, transparente y económico?
Cuando fui gobernador de Salta, en mi primera gestión, decidí dar ese paso pese a las críticas y dudas. En 2009 avanzamos en la implementación de la Boleta Única Electrónica con resultados sobresalientes en cuanto a transparencia, agilidad para los votantes y velocidad en los resultados. Los salteños siempre pudieron elegir, pero, desde el 2009, su voto fue más libre y su elección ganó posibilidades.
Este proyecto surge de sentarse en una misma mesa gente que piensa distinto pero que quiere lo mismo: lo mejor para los argentinos y para revitalizar la democracia. Por primera vez todos los partidos políticos se unen para impulsar un proyecto común. Pero hubo excepciones: el oficialismo y algún sector de la izquierda. Y fue votado positivamente en la Cámara de Diputados.
¿Qué busca el oficialismo? Ser oposición. No avanzar. No crecer. No fortalecer la democracia. No ponerse cerca de la gente. Se niega a dar el paso hacia la gente escuchando a los punteros de turno. Especula a ganar una elección gracias a papeles y no voluntades. El oficialismo hace oposición a lo necesario. Y así solo hace oposición al oficialismo.
¿Por qué si podemos garantizar que cada uno de los ciudadanos de este país tenga real percepción de lo que está votando no lo hacemos? ¿Por qué no podemos avanzar hacia un modelo que permita mayor transparencia y legitimidad en un país marcado por la crisis constante desde hace 30 años? ¿Por qué si sobran casos de éxito como el de Salta, con boleta única electrónica o Córdoba y Santa Fe, con boleta única de papel no podemos dar el paso en el mismo sentido a nivel nacional?
Los argentinos estamos atravesando un momento complejo y crítico, con muchas urgencias por resolver, como la inflación, la pobreza, la falta de oportunidades, la crisis educativa. Lo sé. La boleta única no arreglará las cosas, pero puede servir de ejemplo de cómo se logra lo que es necesario. De no conseguirlo, el camino será el mismo, hablar, consensuar y hacer. Este es el único camino que nos puede devolver la representatividad y a los argentinos la confianza.
La boleta única es la herramienta necesaria para demostrar que la política puede y debe evolucionar. Todos debemos entender que no se trata de construir grietas. Se trata de destruirlas con el arma del consenso, del sentido común, de pensar en la gente como personas y no como votos.