Buen Día
# Los perros, la ciudad y nosotros
Los perros de raza (por lo general, de dimensiones importantes) circulan por la calle a cualquier hora, en medio de la gente.
El tema no sería generador de polémica si no fuera porque. por sus condiciones, estos animales suelen volverse agresivos y en más de una ocasión, noticia central de los medios periodísticos.
Los propietarios de estos ejemplares caminan detrás de ellos por la calle con la tranquilidad de que nunca sucederá nada que los hará enojar, pero esta creencia se hace pedazos apenas se cruza en el camino otro animal.
Aquí podrá decirse que si este último -en el caso de tratarse también de un perro, porque en Gualeguaychú circulan carros tirados por caballos y los gatos son otra presencia cotidiana en las calles tranquilas de barrio- también es llevado de la correa por la persona responsable, no habría que temer. Pero ni esto es infalible ni tampoco puede desconocerse la presencia de jaurías o ?bandas perrunas urbanas?, como las que vemos a diario.
Si pensamos que algunos perrazos tienen la cabeza del tamaño de la de un ternero, que por su porte sus fauces suelen quedar más alto que la cabeza de un chiquito en edad pre escolar, si a esto sumamos que las veredas son angostas y mucho más cuando los animales pasan a nuestro lado rozándonos, sin bozal que nos proteja pese a estar debidamente legislada esta obligación, coincidiremos en que estamos en problemas.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos?
Reclamar, exigir que se cumpla lo establecido por Ordenanza, marcarle a quienes deben controlar esto que no lo están haciendo todo lo bien que debieran.
Este será el camino correcto, el más civilizado.
Y el de mejor augurio: a nadie con un mínimo de criterio se le ocurriría discutir o pelear con quien tiene de guardaespaldas un galgo, a menos que su temeridad le haga superar el posible riesgo.
Pero teniendo las herramientas adecuadas, no vale sufrir por heridas inútiles.
# No se puede vivir sin agua dulce
Con la llegada del verano comienzan los días de altas temperaturas, y los inconvenientes en la presión de agua de red. En esta temporada estival el problema de la escasez de agua, si desde cada domicilio no se administra adecuadamente el recurso, puede ser serio. Pese a que la obra ya fue licitada, el Municipio aún no logró conseguir el dinero para cambiar la vieja cañería de impulsión, que lleva agua ?cruda? desde el río Gualeguaychú, hasta la planta potabilizadora. De haber contado con esa obra de infraestructura, al menos hubiera sido un paliativo para esta temporada al poder trabajar con una mejor presión a la que puede soportar la vieja cañería que funciona actualmente, que data de mediados de la década del 70.
Pese a los problemas de infraestructura, cada ciudadano debe saber y cocientizarse de que el agua dulce será un recurso cada vez más escaso y a diferencia del petróleo, no cuenta con sustitutos. La ciencia humana aún no ha podido fabricar agua. Por lo tanto, quien la controle, controlará la economía universal y la vida del planeta.
Nuestro continente, con el 12 por ciento de la población mundial, encierra el 47 por ciento de las reservas de agua potable de superficie y subterránea del mundo.
El agua, como sabemos, está distribuida de manera sumamente desigual entre los países. Hay unos pocos que tienen mucha, y hay muchos, la mayoría, que tienen muy poca.
La escasez de agua ha sido un problema común en diversas sociedades a lo largo de la historia, pero se agudizó durante la segunda mitad del siglo XX, cuando la demanda en el mundo se multiplicó por más de tres. La disponibilidad de agua dulce en el planeta, en efecto, es hoy 50 por ciento menor que a mediados del siglo pasado, a causa de la presión demográfica, la contaminación y el despilfarro.
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