El endeudamiento, la herencia de Urribarri
El gobierno provincial dispuso la emisión de la novena serie del programa “Letras ER 2014”, por un valor nominal de 30 millones de pesos, ampliable hasta 167 millones. Esta nueva emisión se efectúa en vistas al próximo cancelamiento de deuda, previsto para el 27 de noviembre.
El endeudamiento producto del déficit fiscal de la provincia, comenzó a incrementarse desde el 2012 que llegó a 570 millones; en 2013 fue de 1.100 millones y para el cierre del ejercicio actual el proyectado por dirigentes de la oposición superará los 2 mil millones de pesos. Todo esto sucede por una cuestión simple: se gasta más de lo que ingresa y para financiar este sistema político, se aplicó el mayor impuestazo de la historia de Entre Ríos, con el impuesto inmobiliario, aumento de ingresos brutos, dejando fuera de competencia a la industria entrerriana, lo que obligó al gobernador a dar marcha atrás con el cobro del ingreso bruto.
Los servicios esenciales se han caído: salud pública, la seguridad, pese a que la presión impositiva es más alta que nunca. No obstante el relato oficial narra que es una provincia transformada, industrializada y la realidad es otra. La realidad es que los pequeños y medianos productores no tienen rentabilidad, el comercio minorista atraviesa una situación difícil tras varios meses consecutivos en la caída de las ventas y la perdida del poder de compra de los trabajadores por la inflación.
Las primeras víctimas de la mala administración la terminan pagando los empleados estatales, al no poder conseguir su bono de fin de año, el cronograma de pago se estira cada vez más y el adelantamiento de una reapertura de las paritarias para discutir salarios por ahora no se hará realidad. La fiesta no dura para siempre y hoy el pueblo entrerriano comienza a pagar las consecuencias del despilfarro y sus efectos más inmediatos es el endeudamiento hacia el futuro de la provincia.
El endeudamiento producto del déficit fiscal de la provincia, comenzó a incrementarse desde el 2012 que llegó a 570 millones; en 2013 fue de 1.100 millones y para el cierre del ejercicio actual el proyectado por dirigentes de la oposición superará los 2 mil millones de pesos. Todo esto sucede por una cuestión simple: se gasta más de lo que ingresa y para financiar este sistema político, se aplicó el mayor impuestazo de la historia de Entre Ríos, con el impuesto inmobiliario, aumento de ingresos brutos, dejando fuera de competencia a la industria entrerriana, lo que obligó al gobernador a dar marcha atrás con el cobro del ingreso bruto.
Los servicios esenciales se han caído: salud pública, la seguridad, pese a que la presión impositiva es más alta que nunca. No obstante el relato oficial narra que es una provincia transformada, industrializada y la realidad es otra. La realidad es que los pequeños y medianos productores no tienen rentabilidad, el comercio minorista atraviesa una situación difícil tras varios meses consecutivos en la caída de las ventas y la perdida del poder de compra de los trabajadores por la inflación.
Las primeras víctimas de la mala administración la terminan pagando los empleados estatales, al no poder conseguir su bono de fin de año, el cronograma de pago se estira cada vez más y el adelantamiento de una reapertura de las paritarias para discutir salarios por ahora no se hará realidad. La fiesta no dura para siempre y hoy el pueblo entrerriano comienza a pagar las consecuencias del despilfarro y sus efectos más inmediatos es el endeudamiento hacia el futuro de la provincia.
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