El impuestazo para tapar agujeros financieros
La Administradora Tributaria de Entre Ríos ,ATER, dio a conocer la Resolución 55/2014, donde se fijó el calendario de pago del Impuesto Inmobiliario Rural, cuyos vencimientos se cumplirán entre el 28 de abril y el 9 de mayo y no tardó en desatar polémica entre los productores .
Aún está fresco en la memoría de los productores el impuestazo del 2013, que votó la Cámara de Senadores de la provincia en una sesión express, para poder cumplir con el incremento salarial de los Policías tras la revuelta de diciembre.
La reforma tributaria del 2013, que en su momento fue apoyada por la CTA, ATE y UPCN, generó tasas adicionales de entre el 20 y el 30% para todos los que pagan impuesto inmobiliario y automotor, retrotrayendo así algunos beneficios obtenidos por distintos sectores, se creó el impuesto de entre el 2 y el 5% a los juegos de azar, y la alícuota de ingresos brutos subió al 4,5% y se eliminan exenciones que databan de los Pactos Fiscales de 1994.
En aquel entonces La Mesa de Enlace provincial rechazó la medida y la calificó de ajuste encubierto que impactará sobre todos los sectores.
Ese vaticinio no tardó en cumplirse y a mediados de ese año, Urribarri tuvo que dar marcha atrás con el impuesto a los ingresos brutos de la industria, porque por los costos impositivos había quedado fuera de competencia con sus pares de la Región Centro, y con la caída en las ventas se corría peligro de que comenzaran los despidos.
Lo mismo sucedió en el campo, donde muchos productores no pudieron hacer frente a los costos impositivos, terminaron saliendo de la actividad o simplemente no pagaron y terminaron judicializados, acrecentando la migración del campo a la ciudad, por no encontrar en la ruralidad una actividad económica sustentable.
El camino para salir de este espiral descendente de la economía no es la de aplicar más impuestos regresivos, sino de asegurar una administración eficiente, el acceso a créditos blandos para que la actividad industrial y agropecuaria pueda volver a mover su engranaje y dinamizar la economía con reglas claras hacia el futuro.
Aún está fresco en la memoría de los productores el impuestazo del 2013, que votó la Cámara de Senadores de la provincia en una sesión express, para poder cumplir con el incremento salarial de los Policías tras la revuelta de diciembre.
La reforma tributaria del 2013, que en su momento fue apoyada por la CTA, ATE y UPCN, generó tasas adicionales de entre el 20 y el 30% para todos los que pagan impuesto inmobiliario y automotor, retrotrayendo así algunos beneficios obtenidos por distintos sectores, se creó el impuesto de entre el 2 y el 5% a los juegos de azar, y la alícuota de ingresos brutos subió al 4,5% y se eliminan exenciones que databan de los Pactos Fiscales de 1994.
En aquel entonces La Mesa de Enlace provincial rechazó la medida y la calificó de ajuste encubierto que impactará sobre todos los sectores.
Ese vaticinio no tardó en cumplirse y a mediados de ese año, Urribarri tuvo que dar marcha atrás con el impuesto a los ingresos brutos de la industria, porque por los costos impositivos había quedado fuera de competencia con sus pares de la Región Centro, y con la caída en las ventas se corría peligro de que comenzaran los despidos.
Lo mismo sucedió en el campo, donde muchos productores no pudieron hacer frente a los costos impositivos, terminaron saliendo de la actividad o simplemente no pagaron y terminaron judicializados, acrecentando la migración del campo a la ciudad, por no encontrar en la ruralidad una actividad económica sustentable.
El camino para salir de este espiral descendente de la economía no es la de aplicar más impuestos regresivos, sino de asegurar una administración eficiente, el acceso a créditos blandos para que la actividad industrial y agropecuaria pueda volver a mover su engranaje y dinamizar la economía con reglas claras hacia el futuro.
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