La Argentina repetida
Cr. Luis Alberto Dalcol, 12/2022
Nuestro Estado es un gastador empedernido que no recauda lo que eroga. Emite moneda en exceso a los bienes que produce y recurre a fondos extras que proveen los acreedores, hasta que éstos temen no recuperarlos. Luego llega el default, que se posterga y queda en estado latente, subyacente; porque a los acreedores tampoco les conviene registrar la pérdida. La confianza nos abandona.
Como en los viejos tocadiscos, cuando acababa la reproducción del disco, el brazo - que llevaba la púa - dejaba el surco final, se elevaba y retornaba al inicial y se volvía a escuchar la misma melodía. “Deja vu” dirán los sub campeones franceses, “otra vez sopa” los campeones compatriotas. Los que están en el poder - los oficialistas -, si son cordobeses comentarán está: “pipí cucú” y si son verde amarelhos nos dirán está: “tudo bem”.
Mas la Argentina se reduce a incompetencias, prebendas y negociados.
Los intereses de los líderes de las dos fuerzas principales pasan por otros lugares, no son los del país. Uno procura reivindicar su gestión presidencial dañada, que no fuera considerada con la reelección mientras ejercía el poder. La otra parte busca no ser juzgada, principalmente a su hija que involucrara, huérfana de fueros parlamentarios.
Ambos objetivos son personales, particulares; no son del interés de la Nación. Son intereses personales que inevitablemente inciden o se anteponen a las necesidades de ordenar el Estado en su crítica situación.
El o la que estuvo tendría que dejar de estar (la vice presidente ya lo adelantó), hicieron lo que pudieron para bien o para mal.
El que venga, por favor, que antes de presentarse vea como están las cosas y si las acepta que se presente, pero antes que se prepare para solucionarlas y no para explicarlas. Comentaristas y habladores sobramos. Faltan mentes realistas, distintas, con ideas convocantes, honestas y con planes aplicables. Hay tiempo para cultivarse.
Basta de improvisaciones y de mensajes mágicos, contradictorios, inentendibles.
La sociedad no demanda lo imposible ni lo extraordinario, clama con urgencia que prime la cordura y la sensatez que la observa ausente.
Para ayudar a la dirigencia política y confirmar lo expuesto en el comienzo se arrima la expresión de una ama de casa - sin título y con mucha vida - : “no se puede gastar más de lo que te ingresa”.
Ese debe ser el inicio fundacional y permanente que todos debemos acordar para ordenar la economía de nuestro país y no renovar o repetir los desaciertos que nos llevaran a esta situación delirante.