La convicción del Gobierno y sus escasos resultados
Por María Herminia Grande
El presidente Mauricio Macri se despidió del Congreso de la Nación con una afirmación: "Estamos mejor que en el 2015", arengando a una esperanza que no se concretó en la realidad, tampoco en lo que queda de este 2019.
Sobre esto excluyo la palabra "mintió", dado que entiendo su autoconvicción. Lo cierto es que los argentinos no están mejor que en el 2015. Se siente en las fábricas, donde la mitad de sus máquinas están tapadas a la espera de la necesidad de que produzcan, las destapen y les roben sus silencios.
Se ve en las principales ciudades del país, donde los carteles de "se alquila", "se vende" abundan y permanecen como testigos silentes que señalan una realidad doliente. Viviendas cuyos moradores deshabitan porque no pueden ya pagar sus alquileres. Es la ciudadanía que con sus bolsillos enflaquecidos siente que no está mejor que en 2015.
El Presidente, en la apertura de lo que alguna vez fue el Honorable Congreso de la Nación, dejó de lado su forma zen, sepultando un tono amigable para subir los decibeles —no apto para entenderse—, para disputar palmo a palmo con los gritos enajenados emanados desde el recinto. El Presidente, que por estas horas atraviesa el dolor de la pérdida de su padre Franco, se destempló. La pregunta es: ¿Cuál de los Mauricio Macri que hemos conocido es el actual presidente? ¿El que transitaba la vida institucional bajo el mantra de la no violencia, a pesar de habilitar la enorme violencia del aborto? ¿O es el que —Durán Barba de por medio— decidió disputar desde el mismo barro por el que transitan sus hasta ayer adversarios, hoy sus enemigos políticos, la campaña electoral 2019?
El Presidente dice que su Gobierno generó 700 mil puestos de trabajo, que luego, por una rara situación ajena a su voluntad y responsabilidad, algo pasó y se perdieron 190 mil. Sucede que estos números, de los pocos que expresó el Presidente, son los que se cubren por el crecimiento vegetativo.
Pobre discurso con un solo anuncio. Buen anuncio el aumento de las AUH, pero en el fondo testifica la falta de experticia económica. Nunca pudo su Gobierno bajar la inflación —promesa electoral—, solo el primer trimestre 2019 alcanzaría el 10 por ciento. Nunca pudo su Gobierno bajar la pobreza —promesa electoral. Nunca pudo su Gobierno atraer inversiones extranjeras productivas —promesa electoral. Nunca pudo cerrar la grieta social —promesa electoral impaga. Sí, su Gobierno fue respetuoso de la opinión del otro, más allá de los trolls rentados de dudosa eficiencia.
No obstante, el diputado Eduardo Amadeo cree que el Presidente necesita otro período, porque allí haría lo que hasta aquí no pudo por dedicarse, según su criterio, a ordenar históricos desórdenes. Rescata, además, las obras públicas que este año, por decisión del FMI y la dependencia que con él tiene por el dinero dado, ha decidido no continuar.
En síntesis, el Gobierno que conduce Mauricio Macri evidenció en la inauguración de la 137 apertura de las sesiones ordinarias que está con piloto automático, pero, a su vez, convencido de conducir. Su destino de aterrizaje claramente son las elecciones de octubre. Que cuanto antes lleguen, mejor, porque en el mientras tanto solo hay lo que se ve, es decir, mirarse en el espejo de la corrupción de CFK y rogar que sea candidata. Queda claro que el Presidente y el "equipo de los mejores" no verificaron los niveles de combustible (la inflación no bajaría este año del 40%) para llegar a destino en un vuelo ya sin aeropuerto de alternativa. El final es abierto. Mauricio Macri corre el riesgo de ir por la reelección y no ganar.
Roberto Lavagna está lanzado en la búsqueda de consensos en el camino hacia octubre, donde se zurza la grieta de los unos y los otros con algún incipiente nosotros. Donde se priorice la planificación para salir de esta larga decadencia y volver a crecer y, por qué no, volver a soñar.
Argentina debe dejar de mirar las encuestas y mirar resultados. Si no se mira, es porque no hay qué. Argentina necesita transitar diagnósticos y solución. Planes y proyectos en lugar de marketing y gurúes. Donde el objetivo central sea crecer y no ajustar. Y donde la palabra "ética" vuelva a ser utilizada en política.
Al cierre de este análisis el radicalismo perteneciente a Cambiemos se reúne en Corrientes; una alta fuente de quienes marcan política dentro de la UCR, ante mi consulta de qué se espera de este encuentro, me dijo: "Nada grave. Si mi experiencia y olfato siguen vigentes, lo que saldrá de allí es un respaldo unánime a Cambiemos, obviamente con recomendaciones al Gobierno vinculadas con la economía". Le consulté por la posibilidad presidencial de Lousteau, me contestó: "No existe eso. Era solo un avance de la UCR de CABA. No podría haber una PASO confrontativa y con él sería eso. Lo que se manejó siempre es una PASO nadal al estilo de la del 2015. Colaborativa. Para atraer votos desencantados".