Por una agricultura verde
A medida que se incrementa la superficie agrícola en nuestro departamento y la soja se vuelve la única explotación rentable en el campo, debemos comenzar a preguntarnos que pasará con nuestro ecosistema acuático en los arroyos pluviales y los montes nativos.
En varias oportunidades distintos dirigentes de la Cooperativa Apícola de Gualeguaychú, manifestaron su malestar por la mortandad de sus colmenas debido al uso de herbicida de amplio espectro que terminan contaminando a sus abejas. Esto provocó que hoy uno de los pocos lugares relativamente seguro para la colocación de colmenas sea el departamento Islas.
Hoy el glifosato es uno de los herbicidas, más empleados en el planeta, al punto que representa aproximadamente el 25 por ciento del mercado global de herbicidas.
Desarrollado para la eliminación de hierbas y de arbustos, en especial las perennes, es absorbido por las hojas y no por las raíces. La aplicación de glifosato mata las plantas debido a que suprime su capacidad de generar aminoácidos aromáticos. Produce enormes alteraciones dérmicas, oculares, edema pulmonar, neumonitis tóxica aguda, dolores abdominales, taquicardia, hipertensión, destrucción de glóbulos rojos, entre otros efectos. Se cobró víctimas fatales por envenenamiento. Estudios recientes señalan que puede producir malformaciones neuronales, cardíacas e intestinales, y también distintos tipos de cáncer. La necesidad de producir alimento es imperiosa para un planeta en constante crecimiento demográfico, pero también es imperioso cuidar nuestro ecosistema para la seguridad alimentaria de las futuras generaciones.
En varias oportunidades distintos dirigentes de la Cooperativa Apícola de Gualeguaychú, manifestaron su malestar por la mortandad de sus colmenas debido al uso de herbicida de amplio espectro que terminan contaminando a sus abejas. Esto provocó que hoy uno de los pocos lugares relativamente seguro para la colocación de colmenas sea el departamento Islas.
Hoy el glifosato es uno de los herbicidas, más empleados en el planeta, al punto que representa aproximadamente el 25 por ciento del mercado global de herbicidas.
Desarrollado para la eliminación de hierbas y de arbustos, en especial las perennes, es absorbido por las hojas y no por las raíces. La aplicación de glifosato mata las plantas debido a que suprime su capacidad de generar aminoácidos aromáticos. Produce enormes alteraciones dérmicas, oculares, edema pulmonar, neumonitis tóxica aguda, dolores abdominales, taquicardia, hipertensión, destrucción de glóbulos rojos, entre otros efectos. Se cobró víctimas fatales por envenenamiento. Estudios recientes señalan que puede producir malformaciones neuronales, cardíacas e intestinales, y también distintos tipos de cáncer. La necesidad de producir alimento es imperiosa para un planeta en constante crecimiento demográfico, pero también es imperioso cuidar nuestro ecosistema para la seguridad alimentaria de las futuras generaciones.
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