Que no se rompa la educación
Todos los veranos, desde hace un tiempo, asistimos a los cruces entre los docentes y el Gobierno provincial.
Es que se llega al período de vacaciones sin haberse resuelto planteos de larga data, tan larga como que fueron hechos cuando hacía frío, de ahí que se culpe al Gobierno de haber pateado la pelota -como decimos en casa- para adelante.
Y ese adelante es ahora. Cuando los docentes ya han decidido medidas de acción, como la salidas a la calle con volanteadas, a partir del 11 de febrero, para explicarle a la comunidad las razones de su decisión de no comenzar las clases el 2 de marzo, aunque el calendario indique a ese lunes como primer día del ciclo lectivo 2015.
Viendo que, como decimos al principio, esto es algo que se reitera de verano a verano, cabe preguntar por qué se llega a esta situación.
Por qué, si se sabe desde hace tiempo de los reclamos y planteos docentes.
Por qué, si la erogación que supone la educación debe estar contemplada en el presupuesto provincial, con su partida correspondiente
Por qué, si no hay día en que no se hable de la educación haciendo bandera con ella.
¿Por qué?
Algo no anda bien cuando se quita a la educación del lugar que le corresponde.
Y esto no apunta sólo al sueldo de los docentes, sino de manera integral a todo lo que se entiende por educación.
Como las bibliotecas populares, otras olvidadas que deben hacer malabares para permanecer abiertas.
Y cualquiera sabe que cuando algo anda mal, si no se repara a tiempo, termina rompiéndose.
Eso es lo que se necesita: que la educación no se rompa, para hacer ciudadanos libres, capaces de discernir, dotados de las herramientas que cualquier persona necesita para crecer y desarrollarse.
A lo mejor se logra. Por suerte estamos a tiempo.
Es que se llega al período de vacaciones sin haberse resuelto planteos de larga data, tan larga como que fueron hechos cuando hacía frío, de ahí que se culpe al Gobierno de haber pateado la pelota -como decimos en casa- para adelante.
Y ese adelante es ahora. Cuando los docentes ya han decidido medidas de acción, como la salidas a la calle con volanteadas, a partir del 11 de febrero, para explicarle a la comunidad las razones de su decisión de no comenzar las clases el 2 de marzo, aunque el calendario indique a ese lunes como primer día del ciclo lectivo 2015.
Viendo que, como decimos al principio, esto es algo que se reitera de verano a verano, cabe preguntar por qué se llega a esta situación.
Por qué, si se sabe desde hace tiempo de los reclamos y planteos docentes.
Por qué, si la erogación que supone la educación debe estar contemplada en el presupuesto provincial, con su partida correspondiente
Por qué, si no hay día en que no se hable de la educación haciendo bandera con ella.
¿Por qué?
Algo no anda bien cuando se quita a la educación del lugar que le corresponde.
Y esto no apunta sólo al sueldo de los docentes, sino de manera integral a todo lo que se entiende por educación.
Como las bibliotecas populares, otras olvidadas que deben hacer malabares para permanecer abiertas.
Y cualquiera sabe que cuando algo anda mal, si no se repara a tiempo, termina rompiéndose.
Eso es lo que se necesita: que la educación no se rompa, para hacer ciudadanos libres, capaces de discernir, dotados de las herramientas que cualquier persona necesita para crecer y desarrollarse.
A lo mejor se logra. Por suerte estamos a tiempo.
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