Subsidios que generan inequidad
Cuando hablamos de subsidios también nos referimos a las partidas distributivas, que van desde la asignación universal por hijo, becas para estudiantes, partidas especiales para las provincias, que llegan directamente a la gente y persiguen la finalidad de combatir la indigencia, el hambre, la desocupación y reactivar el consumo de ciudades como la nuestra.
Otros subsidios llegan a las empresas y éstas tienen la misión de transferir tarifas bajas a los usuarios.
El monto que destina el Gobierno para mantener este sistema, no sólo es impresionante sino que se fue incrementando de una manera alarmante.
En 2006 los sectores productivos recibían 4400 millones de pesos; en 2010 esa cifra trepó a 47 mil millones de pesos y llegó a los 65 mil millones de pesos para el 2012, y para el año que viene se estima que representará más del 20 por ciento del presupuesto nacional para el próximo ejercicio fiscal.
Esta política fue generadora de inequidad, dado que se otorgan subsidios a los servicios a todas las personas por igual independientemente al ingreso que tengan, y se dan situaciones donde una familia del residencial barrio Parma, es beneficiada por el mismo porcentaje de subsidios en su factura de luz que una humilde familia del barrio San Francisco. Los vecinos del centro de la ciudad cuentan con gas natural con tarifas subsidiadas, pero una familia que vive en el barrio Molinari, no podrá acceder a ese beneficio porque la red no llega y tendrá que pagar un tubo de gas propano a 700 pesos.
Esta es una de las grandes disparidades que hace que este sistema se haga insostenible y será la pesada herencia que recibirá el próximo gobierno, que tendrá que buscar el punto de equilibrio, para evitar un tarifazo a través de una gradualidad tarifaria, que el consumidor tenga previsibilidad en los precios y a su vez el dinero llegue realmente a los que lo necesitan.
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