La defensa presentó dos testigos que prueban que Nahir, fue víctima de violencia de género
La defensa de la imputada, contaría con más testigos para acreditar que Nahir era víctima de violencia de género, pero no los daría a conocer hasta que comience el juicio oral. La semana pasada se presentaron dos testigos una vecina de la familia Galarza y la masajista.
Los abogados de la defensa de Nahir, Víctor Rebossio y Horacio Dargains aportaron dos testigos la semana pasada, que apoyan la calificación que desde el comienzo de la defensa hicieran los letrados sobre “una relación violenta” entre Nahir y Fernando.
Una de las testigos, vecina de la familia Galarza, declaró: “yo lo he visto que van y vuelven hace más de tres años con Nahir. Como que van y vienen como amigos. Lo que más me llama la atención son las cosas que hacía él. Qué más de una vez he sentido los gritos de Nahir, decía cosas como “soltame, soltame”, “basta, déjame en paz por favor”.
Una de las ventanas de la casa de la testigo da a la vereda y mencionó que “he visto en alguna oportunidad situaciones de violencia de él hacia ella. Muchas madrugadas los he visto en varias oportunidades he salido a ver qué pasaba, por los gritos que escuchaba. Vi que Fernando le pegaba a Nahir, le tiraba del cabello, la tomaba del cuello, le pegaba cachetadas, como sacado, más de una vez le dije a Nahir que tenía que hablar con su padre…”
En tanto recordó que: “más de una vez se lo dije a su abuela que vive en el mismo domicilio de Nahir, pero en la parte de abajo, cuando le conté se puso mal, lloró, me dijo que ella también sabía cosas y vio cosas de la relación que llevaban ellos. Que Nahir decía que ella lo podía manejar, que él iba a cambiar”.
Asimismo la testigo dijo haber presenciado una situación de violencia de Fernando hacia Nahir el 25 de diciembre durante la mañana. “Fernando la llamaba por teléfono a Nahir, desde mi ventana, y escuchaba como le decía dale vení abrime, dale bajá, bajá”. Como que se lo ordenaba. Me asomé por la ventana y lo vi a él, estaba de vaquero y camisa, pero no recuerdo el color. Después escuche que Nahir bajó y él la cazó del cogote y la empujó para adentro y ahí no vi más nada. Eso ocurrió entre las 6 y 7 de la mañana del 25 de diciembre”.
A su vez recordó que la madrugada del 29 de diciembre día en que Fernando fue asesinado, “escuché la reja de la puerta de la casa de la familia Galarza, y vi como que Fernando la llevó la fuerza a Nahir y se fueron en la moto de él. Fernando estaba vestido con una bermuda oscura, o azul y un buzo gris y vi como que en la parte del frente, Fernando llevaba algo como que le hacía bulto, para mí como si fuera un arma. Nahir tenía un short blanco o clarito, y un buzo con capucha. Eso ocurrió a las 4:30 a 5 de la mañana, ya estaba amaneciendo. Yo siempre salgo como a esa hora a baldear porque por la zona donde vivo, siempre orinan en la vereda”.
El testimonio de la masajista
Otra testigo que fue presentada el jueves fue la masajista, cuyo testimonio ya se dio a conocer por los medios nacionales, pero de alguna forma hay un hilo conductor tanto en las declaraciones de la vecina como la masajista de 38 años, que cuando la estaba atendiendo en la camilla observó “moretones” en su cuerpo durante la última sesión de masajes producida el jueves 21 de diciembre. “Le pregunté de forma chistosa…ay loquita… ¿Que son estos moretones que tenés acá?”.
El mismo jueves 21, también estaba presente la madre de Nahir y la masajista dijo: “delante de Nahir no le dije nada, solo le indiqué con unas señas, y con el chiste que dije anteriormente y ella – la mamá de nombre Yanina- asintió con la cabeza, como diciéndome si la vi, pero luego cuando Yamina pasó a la sesión sola le pregunté ¿Le viste che las marcas que tiene Nahir, de qué es eso? Y Yanina me contestó… si las vi… pero no puedo hacer nada… ella no me lo permite…me dice que no me meta”, declaró la masajista ante fiscalía.
La defensa tiene más testimonios como los vertidos en esta nota, y según pudo saber EL ARGENTINO, se los guardaría para cuando la causa sea elevada a juicio oral.
POR DIEGO ELGART
EL ARGENTINO
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