Vecinos de los barrios del noreste de la ciudad, no toleran más la inseguridad
El detonante parece haber sido el incendio producido el lunes a la tarde en un auto Renault 19, que se quemó totalmente cuando estaba estacionado en Brasil y Juan José Franco, en la parte norte del barrio San Francisco, pero lo cierto es que los vecinos del vecindario citado y de otros cercanos (barrios Luchador, Tiro Federal y otros) ya no pueden contener la indignación por lo que está sucediendo allí con el accionar de marginales, que causan toda clase
El auto referenciado habría sido blanco de un intento de robo de algunas de sus partes a manos de algunos delincuentes, momento en el cual se produjo el incendio que lo consumió.
También motos robadas, casas prácticamente desvalijadas, hasta macetas con plantas que desaparecen, son parte de la larga lista de ilícitos que vienen soportando los vecinos, a los que suman los continuos ‘aprietes’, cobros de ‘peajes’, intimidaciones, a manos de grupitos de marginales que también son habitantes de la zona, aunque parecen tener sus guaridas en el sector del asentamiento denominado “La tablita”, a la vera del arroyo Gaitán.
Les duele que se los señale por habitar una zona donde se suceden los procedimientos policiales, con allanamientos como el del último fin de semana sobre calle La Rioja (foto archivo), donde en la casa que habita un adolescente de 16 años se encontró una enorme cantidad de motopartes de dudosa procedencia.
Quienes habitan los barrios del noreste no pueden dejar sus casas solas, lo que provoca enormes inconvenientes ya que toda es gente de trabajo que, además de lidiar con el pésimo estado de las calles, debe hacer frente a la inseguridad que les genera tener que caminar por esas arterias, sabiendo que a cada paso pueden salirle al cruce los delincuentes. Incluso se sabe de algunos vecinos que tienen autos y que son ‘apretados’, cuando llegan a sus casas y quieren entrar a las mismas.
Esta significa una angustia permanente y se acrecienta ante el peligro que significa que esos mismos marginales, por motivos que no vienen al caso, suelen enfrentarse con violencia inusitada, incluso disparando con armas de fuego, sin importarles hacerlo ante el paso de transeúntes, de niños jugando, o de cualquier otro inocente que aún estando dentro de su casa puede ser alcanzado por un proyectil perdido.
Aseguran los vecinos que el alcohol y la droga se asocian para que estos individuos (casi todos muy menores, aunque hay mayores con frondosos prontuarios) vivan descontrolados al máximo.
Por eso los vecinos han decidido no tolerar más los atropellos y llevar adelante acciones ante las autoridades, aunque algunos estarían dispuestos a tomar directamente en sus manos la búsqueda de controlar la situación.
Más allá de que buscan en la Policía el auxilio necesario ante tanto descontrol, casi en forma unánime reconocen que la misma está presente pero debe hacer frente a la violencia de los inadaptados, que recurren a toda clase de elementos para arrojarles a los vehículos y a los cuerpos de los efectivos.
Además, saben que siempre hay algún detenido, pero que suele estar muy poco tiempo en alguna dependencia policial, y al salir vuelve a las suyas.
Por eso ahora los vecinos elevarán sus reclamos también a la Justicia y al municipio, para que entre todos se puedan encarar acciones que pongan un coto a la inseguridad que los angustia.
También motos robadas, casas prácticamente desvalijadas, hasta macetas con plantas que desaparecen, son parte de la larga lista de ilícitos que vienen soportando los vecinos, a los que suman los continuos ‘aprietes’, cobros de ‘peajes’, intimidaciones, a manos de grupitos de marginales que también son habitantes de la zona, aunque parecen tener sus guaridas en el sector del asentamiento denominado “La tablita”, a la vera del arroyo Gaitán.
Les duele que se los señale por habitar una zona donde se suceden los procedimientos policiales, con allanamientos como el del último fin de semana sobre calle La Rioja (foto archivo), donde en la casa que habita un adolescente de 16 años se encontró una enorme cantidad de motopartes de dudosa procedencia.
Quienes habitan los barrios del noreste no pueden dejar sus casas solas, lo que provoca enormes inconvenientes ya que toda es gente de trabajo que, además de lidiar con el pésimo estado de las calles, debe hacer frente a la inseguridad que les genera tener que caminar por esas arterias, sabiendo que a cada paso pueden salirle al cruce los delincuentes. Incluso se sabe de algunos vecinos que tienen autos y que son ‘apretados’, cuando llegan a sus casas y quieren entrar a las mismas.
Esta significa una angustia permanente y se acrecienta ante el peligro que significa que esos mismos marginales, por motivos que no vienen al caso, suelen enfrentarse con violencia inusitada, incluso disparando con armas de fuego, sin importarles hacerlo ante el paso de transeúntes, de niños jugando, o de cualquier otro inocente que aún estando dentro de su casa puede ser alcanzado por un proyectil perdido.
Aseguran los vecinos que el alcohol y la droga se asocian para que estos individuos (casi todos muy menores, aunque hay mayores con frondosos prontuarios) vivan descontrolados al máximo.
Por eso los vecinos han decidido no tolerar más los atropellos y llevar adelante acciones ante las autoridades, aunque algunos estarían dispuestos a tomar directamente en sus manos la búsqueda de controlar la situación.
Más allá de que buscan en la Policía el auxilio necesario ante tanto descontrol, casi en forma unánime reconocen que la misma está presente pero debe hacer frente a la violencia de los inadaptados, que recurren a toda clase de elementos para arrojarles a los vehículos y a los cuerpos de los efectivos.
Además, saben que siempre hay algún detenido, pero que suele estar muy poco tiempo en alguna dependencia policial, y al salir vuelve a las suyas.
Por eso ahora los vecinos elevarán sus reclamos también a la Justicia y al municipio, para que entre todos se puedan encarar acciones que pongan un coto a la inseguridad que los angustia.
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