De “causa nacional” a “querella nacional”
Es “voz populi” que hubo un acuerdo entre ambos mandatarios para que Uruguay le dé su voto a Néstor Kirchner, y así coronarlo como presidente de la UNASUR, institución integrada por países del cono sur, que aun no tuvo respuesta renovadoras para sus pueblos.
El anuncio amenazante se presentó de la mano del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, y a los dos días la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, firmó el decreto para que la Justicia de Concepción del Uruguay admita al Gobierno como "querellante", en la causa por las medidas adoptadas por los asambleístas de Gualeguaychú, contra la ilegal y contaminante Botnia.
El Estado argentino necesita devolverle a su par uruguayo el voto que le permitió a Néstor Kirchner convertirse en Secretario General de la UNASUR. Sin importarle la protección del medio ambiente, y mucho menos la salud y el bienestar de los pueblos. Para esto, se criminalizó a los ciudadanos que decidieron oponerse al basurero pastero que el gobierno de Uruguay pretende instalar sobre el río Uruguay.
Por esto, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Jorge Busti, emitió una adhesión a los asambleístas y solicitó a la CARU el monitoreo e inspección de Botnia desde su interior y al inicio de su actividad de producción, con presentación pública de informes cuatrimestrales, con acceso irrestricto por parte del público a los informes y conclusiones del monitoreo. El intendente Juan José Bahillo ratificó su apoyo a la legítima causa de los ciudadanos.
La Haya recomendó al organismo Binacional de la CARU –Comisión Administradora del Rio Uruguay-, que sea quien controle desde adentro a Botnia. Luego del fallo, fracasaron las tres reuniones ya que la comitiva uruguaya se opone rotundamente a que entren técnicos argentinos. El gobierno de Uruguay sostiene que con el corte, no hay posibilidad de dialogar, y menos un monitoreo ingresando a Botnia. Con la actitud de los asambleístas de realizar un cambio de estrategia, a cambio de que Argentina exija a Uruguay entrar a la planta, los políticos uruguayos quedaron descolocados. El martes, con un escrito, José Mujica hizo referencia a la posibilidad de realizar controles, siempre y cuando la pastera lo permita. A las pocas horas negó toda posibilidad. Es irrisorio que un Presidente tenga que obedecer a los intereses privados. Y esto se agrava cuando hablamos de contaminación. Presidente Mujica: Botnia está poniendo en riesgo la salud humana, además de la del rio, y por lo visto, su Estado no tiene control alguno. Desprotegiendo a los habitantes.
La Haya habla del control dentro de la planta. Si Mujica tiene buena voluntad, es momento de dejar de lado las balbuceadas y ponerse a trabajar en beneficio de los habitantes. No pueden los gobernantes tratar de confundir con sus discursos cuando estamos hablando de cuestiones tan importantes, ya no solo por la contaminación del río, sino por la soberanía de ambos países.
El Estado argentino necesita devolverle a su par uruguayo el voto que le permitió a Néstor Kirchner convertirse en Secretario General de la UNASUR. Sin importarle la protección del medio ambiente, y mucho menos la salud y el bienestar de los pueblos. Para esto, se criminalizó a los ciudadanos que decidieron oponerse al basurero pastero que el gobierno de Uruguay pretende instalar sobre el río Uruguay.
Por esto, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Jorge Busti, emitió una adhesión a los asambleístas y solicitó a la CARU el monitoreo e inspección de Botnia desde su interior y al inicio de su actividad de producción, con presentación pública de informes cuatrimestrales, con acceso irrestricto por parte del público a los informes y conclusiones del monitoreo. El intendente Juan José Bahillo ratificó su apoyo a la legítima causa de los ciudadanos.
La Haya recomendó al organismo Binacional de la CARU –Comisión Administradora del Rio Uruguay-, que sea quien controle desde adentro a Botnia. Luego del fallo, fracasaron las tres reuniones ya que la comitiva uruguaya se opone rotundamente a que entren técnicos argentinos. El gobierno de Uruguay sostiene que con el corte, no hay posibilidad de dialogar, y menos un monitoreo ingresando a Botnia. Con la actitud de los asambleístas de realizar un cambio de estrategia, a cambio de que Argentina exija a Uruguay entrar a la planta, los políticos uruguayos quedaron descolocados. El martes, con un escrito, José Mujica hizo referencia a la posibilidad de realizar controles, siempre y cuando la pastera lo permita. A las pocas horas negó toda posibilidad. Es irrisorio que un Presidente tenga que obedecer a los intereses privados. Y esto se agrava cuando hablamos de contaminación. Presidente Mujica: Botnia está poniendo en riesgo la salud humana, además de la del rio, y por lo visto, su Estado no tiene control alguno. Desprotegiendo a los habitantes.
La Haya habla del control dentro de la planta. Si Mujica tiene buena voluntad, es momento de dejar de lado las balbuceadas y ponerse a trabajar en beneficio de los habitantes. No pueden los gobernantes tratar de confundir con sus discursos cuando estamos hablando de cuestiones tan importantes, ya no solo por la contaminación del río, sino por la soberanía de ambos países.
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