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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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Hacia el reemplazo de los termómetros de mercurio

Hacia el reemplazo de los termómetros de mercurio

Los tradicionales termómetros, comunes en los hogares y los centros de atención de la salud, no son inofensivos, como explica la Dra. María Della Rodolfa, médica oncóloga y directora del Programa de Salud sin Daño para América Latina.


Salud Sin Daño es una coalición internacional de hospitales y sistemas de salud, profesionales de la salud, grupos de la comunidad, sindicatos y organizaciones ambientalistas que se proponen transformar mundialmente el sector de cuidado de la salud -sin comprometer la seguridad o el cuidado del paciente- para que sea ecológicamente sustentable y deje de ser una fuente de daño para las personas y el ambiente, tal como se presenta en su página Web.
En la entrevista con EL ARGENTINO la médica María Della Rodolfa -cuyo mensaje se conoce desde hace un tiempo a través de medios de comunicación de alcance masivo- habló de las consecuencias de la contaminación que se produce cuando se rompe un termómetro con mercurio en su interior y propuso alternativas para su reemplazo.
“Estoy trabajando full time con esta campaña, para difundir la necesidad de poner la mirada en la prevención de enfermedades y qué se puede hacer desde el sector de salud para que la gente tome conciencia sobre algunos hábitos o consumos”, expresó.
Luego y refiriéndose a la ONG de la que es parte, explicó “Salud sin daño es una organización no gubernamental que se constituyó en Estados Unidos en 1994, después que la gente de protección ambiental hiciera un comunicado alertando que la incineración de los residuos de establecimientos salud era un emisor importante de dioxinas y furanos al ambiente. Estas sustancias son carcinogénicas, es decir, relacionadas con la aparición de cáncer”.
“Como consecuencia, comenzaron a trabajar un grupo de trabajadores de la salud y de organizaciones no gubernamentales ante la paradoja de que el sector salud, que trabaja para curar a la gente, por una práctica como ésta era generador de un importante contaminador ambiental”.
“La campaña empezó trabajando fuertemente con la incineración de los residuos y siguió con diferentes químicos, como el mercurio y el policloruro de vinilo y en simultáneo, con la necesidad de que los hospitales trabajen en edificios verdes y adopten prácticas más saludables. Empezó a crecer en diferentes países y en Argentina trabaja desde el año 2000 y formalmente como organización desde 2003, con la oficina regional en Buenos Aires y la Lic. Verónica Odriozola, coordinadora para América Latina y en los distintos países, referentes locales que trabajan los temas de las campañas”.
¿Por qué proponen la erradicación de los termómetros con mercurio para medir la fiebre?, preguntamos y Della Rodolfa dijo “Salud sin daño trabaja para erradicar muchos de los químicos que se utilizan diariamente en el cuidado de la salud. Cuando se rompe un termómetro que contiene mercurio, este químico emite vapores tóxicos para las personas y el ambiente. Cuando el lugar es cerrado, pequeño, si está calefaccionado o tiene una temperatura elevada, el mercurio se vaporiza todavía más rápido y las personas están más expuestas a estos vapores, de una toxicidad inmediata (tos, sensación de bronco espasmo, afectación del aparato cardiovascular) y efectos mediatos, sobre todo en mujeres jóvenes, que si después se embarazan y tienen altos niveles de mercurio en sangre, está probado que éste afecta el normal desarrollo del sistema nervioso central de la criatura”.
¿Siempre es por inhalación la contaminación?, quisimos saber y Della Rodolfa explicó “las dos fuentes más frecuentes de exposición al mercurio de la población común -quienes trabajan en esta industria merecen un capítulo aparte- son la exposición a los vapores y la ingesta de pescado contaminado. Hoy en día, en lugares con alto niveles de mercurio, como regiones de Canadá y EEUU, en época de pesca se emite un comunicado explicando cuáles son los pescados que no se pueden comer, por el alto nivel de mercurio que presentan”.
¿Cómo se contaminan? preguntamos y la médica dijo “cuando se rompe un termómetro el mercurio se vaporiza, afectando primero a las personas que están cerca y por lo tanto expuestas. Ese mercurio vaporizado va al ambiente transportado por el viento o el material particulado y cuando llueve o con el tiempo, se deposita en el suelo. Cuando lo hace en el agua, entra a la cadena alimentaria, pasando del fitoplancton a los peces”.
La seriedad de las afirmaciones de la referente del Programa salud sin daño nos llevó al tiempo en que poco y nada se sabía de esto y al viejo juego con las bolitas de mercurio cuando se rompía el termómetro en casa.
“También, recuerdo cuando en mi infancia el odontólogo nos regalaba el mercurio que sobraba después de hacernos una obturación con una amalgama”, agregó.
¿Eso nos pone en riesgo? preguntamos y Della Rodolfa quitó dramatismo afirmando “si se hiciera un corte a la población, seguramente la mayoría tendría mercurio en sangre, con niveles muy variables. El tema es cuando la mujer lo tiene, porque si está embarazada, el mercurio cruza la placenta y cuando amamanta, pasa al chico a través de la leche”.
“La idea de la campaña y la insistencia en por qué hay que dejar de usar los termómetros con mercurio es que estando en el mercado disponibles alternativas iguales de seguras y precisas, no se justifica tener en casa un termómetro con este contaminante, porque cuando se rompe, en Argentina no está regulado dónde la población pueda llevar los termómetros rotos o enteros con mercurio”.
Della Rodolfa se refirió así a los termómetros digitales y los infrarrojos (también llamados termómetros sin contacto por su capacidad para medir la temperatura a distancia y sin necesidad de tocar al paciente) que facilitan mucho la tarea cuando se trata de chicos.
La campaña apunta a la erradicación de estos elementos en el ámbito familiar y fundamentalmente, en el de la salud, “donde desde hace siete años, muchos hospitales han dejado de usarlos. Pero nosotros pedimos al ministro de salud que se prohíba la circulación porque cuando un hospital hizo todo el esfuerzo, con la compra del insumo y la capacitación al personal, si ocurre que uno de estos aparatos de nueva tecnología se rompe, a la vuelta hay una farmacia que vende termómetros con mercurio. Y puede ocurrir que para salir del paso se lo vuelva a utilizar y de esta forma, ese producto, que contiene un tóxico, vuelve a entrar al hospital”.

Della Rodolfa agregó “la secretaría de medioambiente debe dar una respuesta sobre dónde llevar estos termómetros, porque nosotros recibimos en forma constante consultas sobre dónde llevarlos, y no hay un lugar para hacerlo”.
Para finalizar, vale señalar que Salud sin Daño solicitó al Ministerio de Salud, junto con la suspensión de las ventas de los termómetros con mercurio, que se garantice el acceso de la población a las alternativas de calidad y más seguras.


Silvina Esnaola
EL ARGENTINO



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