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Diario El Argentinosábado 27 de abril de 2024
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Tiempo de Adviento

Tiempo de Adviento

Estamos llegando al final del tiempo del Adviento. Durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los cristianos nos preparamos para recibir a Cristo y celebrar con Él su presencia entre nosotros.


¿Qué nos dejó cada domingo de este tiempo?

En el primer domingo la palabra de Dios nos mostraba a Juan Bautista que nos invitaba a “bajar los montes y las colinas”. Esto me hacía pensar que nuestro orgullo puede ser un monte o una colina que me separa del resto. Este orgullo lo podemos definir como “el sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás”. Navidad es una fiesta que nos hermana, pero si tenemos una montaña de orgullo, difícilmente podamos decirnos “Feliz Navidad”. Un día leí esta frase que me impactó: “Si eres orgulloso conviene que ames la soledad, porque los orgullosos siempre terminan solos”.

Luego, en el segundo domingo escuchábamos la linda invitación de Dios a consolar. Isaías nos decía “Consuelen, consuelen a mi pueblo”. Pero: ¿cómo consolar si estamos desconsolados? ¿Cómo dar una palabra de aliento si no tenemos aire para oxigenar nuestro propio corazón?

También la palabra nos invitaba a enderezar los caminos. ¿Qué nos estará pidiendo Dios que enderecemos en este tiempo? A lo mejor se nos torció la esperanza, la paciencia, la alegría…

El tercer domingo llamado gaudete (regocijo) nos hacía meditar un pasaje de Isaías. Éste pregonaba que había que aplanar los terrenos escarpados. ¿Qué es escarpado? Es un terreno difícil de atravesar por estar lleno de rocas, cortes y pendientes muy pronunciadas. ¿No tendremos un corazón un poco escarpado, difícil, rocoso, inaccesible? ¿Cómo conservar la alegría con personas rocosas, escarpadas? Oscar Wilde dijo: “Algunas personas esparcen alegría donde quieran que vayan. Otras cuando se van”. Por eso la invitación de Dios es recuperar la alegría aplanando ese corazón escarpado que podemos llevar. ¿Y cómo lo hacemos? Me parece que esto nos puede clarificar: “Ser feliz es tener madurez para decir “me equivoqué”, osadía para “pedir perdón” y capacidad para decir “te necesito”.

Al celebrar este domingo el último domingo del adviento, podamos pedir a Dios y a la Virgen un corazón menos escarpado, menos orgulloso y madurez para decir me equivoqué, perdoname y te necesito. Ése será el mejor regalo que le demos al niño Jesús y a nuestros hermanos. Dios te bendiga.

Padre Gregorio Nadal






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