El alcohol es causante de las peores tragedias viales

Extractado de un informe publicado por Uno, se da cuenta que el 12 de octubre, un grupo de amigos regresaba de una fiesta en Nogoyá. Todos habían bebido alcohol, incluso el conductor. En la RP 26, poco antes de llegar a Victoria, el auto Renault Logan colisionó de frente contra una Mitsubishi Montero. Murieron los seis jóvenes del auto y la mujer acompañante de la camioneta. El 9 de noviembre a la madrugada, un muchacho de 22 años oriundo de Viale iba al mando de una camioneta Ford F 100 por la ruta 32, pero no estaba en condiciones de hacerlo: a la altura de Estación Sosa volanteó hacia la banquina y embistió un auto Renault 18 que estaba parado por la pinchadura de un neumático. Tres jóvenes oriundos de María Grande fallecieron en el acto. El 23 de noviembre, cuatro hombres cuñados entre sí que habían pasado el día en General Ramírez, luego de comer y beber alcohol, regresaban a Hernández a bordo de un VW Gol. Al tomar salir del acceso de esta localidad hacia la ruta 12, a alta velocidad, el vehículo invadió el carril contrario y se metió debajo de un motorhome. Todos fallecieron. Fuentes judiciales confirmaron que el análisis toxicológico dio positivo al conductor de este auto. En total 14 víctimas fatales.
El alcohol, luego de ser ingerido, puede tardar 10 minutos en generar sus consecuencias en el cerebro: es absorbido por las paredes del estómago y el intestino delgado, ingresa al torrente sanguíneo y en seguida atrofia las facultades de las personas. Según un informe del Observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, esta sustancia reduce las inhibiciones, la capacidad de concentrarse, produce una sobreestimación de las capacidades y demora el tiempo de reacción para tomar una u otra decisión.
“La alcoholemia, que es la cantidad de alcohol por litro de sangre en un individuo, depende de muchos factores, pero está directamente relacionada con la cantidad y tipo de bebida que se tome. En condiciones normales, con 350 cc de vino (un vaso y medio), que tiene una graduación alcohólica de 13º (promedio), se estaría en el límite de lo permitido por la normativa de tránsito para conducir autos, que es 0,5 gramos por litro de sangre, igual que con tres vasos de cerveza o con un vaso de whisky (graduación alcohólica de 43º), siempre en medio de una comida, ya que si la ingesta se hiciera en ayunas (seis horas sin alimentarse), la presencia de alcohol en la sangre se elevaría considerablemente”, detalla dicho informe.
Sin embargo, el presidente del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), Fabián Pons, sostiene que “el alcohol no afecta a dos individuos por igual. Personas del mismo sexo, peso, talla y edad reaccionan en forma muy distinta ante la ingesta de igual cantidad de alcohol. Por eso hablar de que dos vasos de cerveza (¿de cuántos centímetros cúbicos?) generan determinado nivel de alcoholemia es una tontería”.
Además, los especialistas aclaran que más allá del límite legal, “se debe tener en cuenta que concentraciones menores también aumentan el riesgo de siniestros”. La Ley Nacional de Tránsito prevé un máximo 0,2 g/l para conductores de motos y ciclomotores, y cero de alcohol para los transportes públicos y de carga, categoría en la que se incluyen los colectivos, taxis, remises y transportes escolares.

Tolerancia cero

En el Congreso de la Nación avanza el proyecto de ley del ministro del Interior Florencio Randazzo, denominado “tolerancia cero”. La iniciativa propone que el límite de alcohol en sangre para los conductores de cualquier tipo de vehículo en las rutas se de cero gramo por litro de sangre. “El objetivo es que el que toma alcohol, por poco que sea, no pueda manejar”, dijo el ministro, y fundamentó que en Argentina “ocupan el tercer lugar en motivos de ingreso por guardia en hospitales, y el 23 por ciento de los pacientes ingresados por siniestro viales se vinculan directamente con el consumo de alcohol”.