Contra la trata de personas: hoy se realizará la jornada de oración y reflexión
La Jornada internacional de oración y reflexión contra la trata de personas “Enciende una luz contra la trata”, se realizará, una vez más, el día de santa Josefina Bakhita, una esclava sudanesa que, una vez liberada, se convirtió en hermana canossiana y fue declarada santa en el año 2000.
La congregación debe su nombre a Magdalena Gabriela de Canossa (1774-1835), una mujer llena de genio femenino que abrió, inesperadamente, senderos de esperanza para un futuro mejor.
La Jornada de hoy es promovida, entre otros, por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y por el Foro Internacional de Acción Católica.
También adhieren a esta jornada de reflexión, el equipo contra la trata de personas de la Comisión Nacional de Justicia y Paz (CEA) y, en comunión con el Foro Internacional de Acción Católica, la Acción Católica Argentina, que se une en especial a todas las asociaciones nacionales y diocesanas, participando y colaborando con organizaciones que la promuevan con iniciativas de oración, de sensibilización y de acción concreta en muchas realidades desafiantes.
La Acción Católica Argentina asumió, en todas sus comunidades de base y en todos sus niveles, intensificar la propuesta y los procesos de formación a fin de atacar las causas de un fenómeno que hiere la dignidad humana; a denunciar con firmeza toda forma de esclavitud; y a fomentar una solidaridad fraterna con las víctimas de la trata para una reinserción plena en la sociedad, para hacer realidad la cultura del encuentro en nuestro pueblo.
Infancia robada
La historia de Bakhita es uno de los numerosos ejemplos de la trata de esclavos. Fue capturada por negreros árabes a la edad de nueve años, vendida en subasta como esclava, maltratada y vendida más de cinco veces en mercados de esclavos de Sudán, cambiando de dueño, como los animales.
Cuando tenía unos siete años, contempló impotente cómo raptaban a su hermana mayor y a otros miembros de su aldea, para venderlos como esclavos.
Dos años después, le tocó a ella.
Bakhita no es el nombre recibido de sus padres al nacer. Se le puso este nombre cuando fue secuestrada. Los dos hombres que la secuestraron le dijeron: Tu nombre, de aquí en adelante, es Bakhita, que en su dialecto equivale a Fortunata o Beata, quizás al ver su especial carisma.
La Jornada de hoy es promovida, entre otros, por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz y por el Foro Internacional de Acción Católica.
También adhieren a esta jornada de reflexión, el equipo contra la trata de personas de la Comisión Nacional de Justicia y Paz (CEA) y, en comunión con el Foro Internacional de Acción Católica, la Acción Católica Argentina, que se une en especial a todas las asociaciones nacionales y diocesanas, participando y colaborando con organizaciones que la promuevan con iniciativas de oración, de sensibilización y de acción concreta en muchas realidades desafiantes.
La Acción Católica Argentina asumió, en todas sus comunidades de base y en todos sus niveles, intensificar la propuesta y los procesos de formación a fin de atacar las causas de un fenómeno que hiere la dignidad humana; a denunciar con firmeza toda forma de esclavitud; y a fomentar una solidaridad fraterna con las víctimas de la trata para una reinserción plena en la sociedad, para hacer realidad la cultura del encuentro en nuestro pueblo.
Infancia robada
La historia de Bakhita es uno de los numerosos ejemplos de la trata de esclavos. Fue capturada por negreros árabes a la edad de nueve años, vendida en subasta como esclava, maltratada y vendida más de cinco veces en mercados de esclavos de Sudán, cambiando de dueño, como los animales.
Cuando tenía unos siete años, contempló impotente cómo raptaban a su hermana mayor y a otros miembros de su aldea, para venderlos como esclavos.
Dos años después, le tocó a ella.
Bakhita no es el nombre recibido de sus padres al nacer. Se le puso este nombre cuando fue secuestrada. Los dos hombres que la secuestraron le dijeron: Tu nombre, de aquí en adelante, es Bakhita, que en su dialecto equivale a Fortunata o Beata, quizás al ver su especial carisma.
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