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Diario El Argentinojueves 25 de abril de 2024
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Mariana Majul: “todos somos sensibles a la motivación”

Mariana Majul:  “todos somos sensibles a la motivación”

 Psicopedagoga y neuropsicóloga, con una maestría en este campo, Mariana Majul contó, cuando le preguntamos qué es y cómo trabaja la neuropsicología, “esencialmente explica -o intenta hacerlo- la relación entre el cerebro y la conducta, y entre el cerebro y la cognición. Las conductas que vemos a diario, todo lo que hacemos, tienen base o están sustentadas por circuitos biológicos y cerebrales”.



“Con la resonancia magnética funcional se estudia al paciente haciendo algo, resolviendo un desafío cognitivo y a partir de esto se ve qué circuitos se activan o qué áreas colaboran. Pero tiene un alto costo, por eso en la práctica clínica, podemos estudiar a través de la neurociencia, por medio de test, pruebas y entrevistas y tener una aproximación bastante acertada de los déficits que subyacen”.
“En todo servicio de neurología y psiquiatría hoy está la neuropsicóloga, no sólo para trastornos neurológicos sino psiquiátricos, porque se ha comprobado que muchos trastornos tienen una base biológica, ciertas deficiencias a nivel de neurotransmisores, y un perfil neuropsicológico -explicó- y se puede constatar qué áreas están más afectadas o qué le va costar más a esta persona y cómo podemos abordar estas distintas áreas y armar un plan de tratamiento”.
Mariana es, junto con la Lic en psicopedagogía, Neuropsicóloga del Servicio de neurología del Hospital Italiano (con una Maestría en neuropsicología), Docente de la Universidad Católica Argentina y del Instituto Universitario del Hospital Italiano, mamá de Emma (6), Marcos (4) y Ana (1), y se nos ocurrió preguntarle si aplica la neuropsicología en casa, a lo que respondió “sí, porque esencialmente sé lo que funciona mejor conociendo cada hijo mío”.
“Hay chicos que funcionan más con el castigo, otros, con el refuerzo”, agregó y le apuntamos: dijiste castigo... ¿no le tenés miedo a esta palabra? y ella remarcó “castigo como la ausencia del refuerzo positivo. Para castigar una conducta hay que brindar lo que se llama ausencia del refuerzo positivo. Por ejemplo: si en un grupo que juega, un chico intenta llamar la atención peleando y yo lo reto sistemáticamente, negativa o positivamente estaré reforzando esa conducta para que siga pasando, porque le estoy dando atención. En cambio, aplico la técnica del time out (tiempo afuera), que conocimos como “mandar al rincón”. Llevo ese chico a un rincón y lo dejo allí un minuto por cada año de vida. Ese es el tiempo que debe permanecer aburriéndose. Es un ratito, que servirá para que vea que no se está divirtiendo como los demás por lo que hizo”.
“Cuando se quiere penalizar una conducta, hay que hacerlo inmediatamente después, por eso lo de los minutos afuera. No sirve pasar el castigo para el fin de semana, porque los chiquitos no pueden asociar y terminan sin saber por qué están castigados”.
Tras esto, Mariana advirtió que los adultos debemos tener, en la vida diaria, habilidad para regular las emociones, porque los chicos imitarán la manera en que lo hagamos.
“Hay chicos, fundamentalmente los que tienen trastorno por déficit de atención, que reaccionan de manera diferente al castigo y a la recompensa. Algunos son menos sensibles al castigo. Es el caso de los que su mamá dice “nada funciona, no le importa nada”. Pero estos chicos son más sensibles a la recompensa. Entonces, si cuando están haciendo algo bien lo destacamos, estamos metiendo una ficha a esa conducta positiva. Y todos somos sensibles a la motivación”, afirmó.

Charlas a la comunidad

Mariana participó como expositora de la jornada de neurociencia cognitiva “Pensar el cerebro”, a cargo del Dr. Ángel Golimstok y su equipo de neurología cognitiva, a beneficio de la Asociación Civil Lewy Body Argentina (ALBA).
“Trabajo desde hace años en el servicio de neurología de adultos del Hospital Italiano; mi jefe fundó esta asociación sin fines de lucro, donde trabajamos con un compromiso importante y también con actividades de divulgación científica. Fue todo un trabajo la organización. Viajaron mis veinte compañeros y mi jefe de la sección cognición y conducta del Hospital Italiano y asistieron profesionales de Gualeguay, Concordia, Paraná, Colón, Concepción del Uruguay, Larroque, Urdinarrain, Fray Bentos, Mercedes, porque la idea es formar una red de profesionales que trabajen en lo mismo y compartir información”.
¿Con qué te quedás de estas charlas?
“Fue todo positivo. No imaginamos tener tantos profesionales en la jornada y por la tarde, en la charla a la comunidad, hubo gente que quedó afuera. Era un desafío y también la posibilidad de conocer gente, establecer lazos para trabajar de manera cooperativa. Creo que si se comparte el conocimiento, el beneficio es de todos”.
Y mientras trabaja en la formación de un centro de neurociencia cognitiva en nuestra ciudad para replicar el trabajo en el Servicio del Italiano, piensa en una próxima jornada relacionada con la educación. Y en un ciclo de charlas, porque como dijo, apuesta a compartir el conocimiento.

Silvina Esnaola

 

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