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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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Recordaron a Arturo Illia a cincuenta años del golpe de estado que lo derrocó

Recordaron a Arturo Illia a cincuenta años del golpe  de estado que lo derrocó

  Ayer se cumplieron cincuenta años del golpe militar que derrocó a Arturo Illia, uno de los líderes históricos del radicalismo, recordado por su austeridad de vida y de gestión. 



Illia asumió la presidencia el 12 de octubre de 1963 y cayó el 28 de junio de 1966, desalojado de la Casa de Gobierno por tres militares y la guardia de infantería de la Policía Federal.
Su personalidad austera y tranquila fue utilizada por importantes medios de comunicación y sectores de poder afectados por sus medidas. Se le atribuía una supuesta inoperancia en su gestión y se llegó a descalificarlo con el mote de “tortuga”.

El ejemplo de Illia

“Hoy nos reunimos al pie de este busto y de espaldas al barrio que lleva su nombre y eterniza a uno de los estadistas más grandes que nos dio la política, junto a Raúl Alfonsín, a todos los argentinos”, expresó Ricardo Rodríguez, referente del Ateneo Gualeguaychú de la UCR y único orador en el austero homenaje de ayer en Gualeguaychú.
“Hoy conmemoramos un año más del derrocamiento del Gobierno de Don Arturo Umberto Illia por un golpe militar nefasto y vil, que sumió al país en una etapa negra y de dolor, de la que nos costó mucho recuperarnos”, agregó. “Un golpe militar que terminó irracionalmente con un gobierno democrático ejemplar, que tuvo como valor innegociable el respeto por la dignidad del hombre, del ciudadano, de las instituciones, de los pueblos. La dignidad, creo yo, fue la causa fundamental de su gobierno. Esta causa que hoy deberíamos revindicar y ponerla en el plano que corresponde en una sociedad en la que vivimos violencia de todos los géneros”, consideró, para luego enumerar los logros más salientes del breve gobierno finalizado cincuenta años atrás, como el aumento de la producción, del presupuesto para la educación y la salud y la disminución del gasto público a la mitad del recibido, “lo que sería un ejemplo para este momento”. Siguiendo la reseña, Rodríguez recordó que durante su Gobierno, Illia “promulgó la Ley del salario mínimo, vital y móvil, la Ley de medicamentos, anuló los contratos petroleros, lo que fue motivo de su derrocamiento”.
La historia da cuenta de la anulación de estos contratos por “vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación”, lo que fue mal visto por medios internacionales y corporaciones, que se sumarían como opositores e integrarían luego la coalición que derrocaría a este presidente. “Más allá de esto, cuando Illia asumió, tomó posesión de la defensa de la democracia, los derechos humanos; fue ejemplo de patriotismo y honestidad y luchó contra todos los totalitarismos. Su gobierno dejó un testimonio y marcó un sendero en la historia argentina, sin un día de estado de sitio, ninguna censura, porque consideraba que la libertad de pensar es la mayor libertad que puede tener un ser humano”.
“Illia dejó un mensaje a la juventud: asumir la responsabilidad de un país con esperanza, cimentada en el valor, que está lejos de las pompas y cercano a los senderos polvorientos de la libertad y la decencia”. “Creemos que debemos rescatar los valores y las virtudes de este arquetipo de la democracia, un médico sin honorarios y sin horarios, que no sólo fue un médico rural sino también un profundo investigador de la ciencia. Rescatar estos valores e incorporarlos a la militancia de todos los días, para empujar este país al futuro que merecemos todos los argentinos”, proclamó, para terminar alentando “tengamos como ejemplo de vida a este hombre, que dejó su vida por la política.”

Más que un presagio

“Se van a arrepentir de lo que han hecho”, les dijo Illia ese 28 de junio al general Julio Alsogaray y los coroneles Luis Perlinger y Luis Prémoli cuando se presentaron en la Casa de Gobierno para sacarlo del poder.
Con ese presagio los enfrentó el presidente austero hasta el ascetismo, que tuvo una sola casa, decidió vender su auto estando en el ejercicio del mando y no aceptó utilizar fondos públicos para financiar sus tratamientos médicos. Y ya fuera del gobierno, rechazó la jubilación y se ganó la vida trabajando en la panadería de un amigo.


Por Silvina Esnaola
EL ARGENTINO

 

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