De chiquita escribía cartas y hoy tiene tres novelas publicadas
Es de Gualeguaychú, y lo dice con un orgullo que no deja lugar a dudas. Nerea Liebre siempre está volviendo a su ciudad, con la que no es, como dijo, nada objetiva.
POR Silvina Esnaola
EL ARGENTINO
“Me fui a los 17 a estudiar Ciencias políticas en Buenos Aires. Trabajé en varias dependencias del Estado, en el ámbito sindical, y después hice una maestría en administración pública. Y hace unos años, cuando nació mi hija mayor (Amelie) dejé de lado la función pública y me puse a escribir.
En 2013 publiqué mi primera novela infantil, “Cirkótico y el enigma de la hechicera”, en México, por equivocación”.
¿Cómo?
“Quería mandar mi novela a una editorial argentina, Del naranjo. Busqué una dirección de e- mail, escribí y me respondieron. Me sorprendió que me trataran de “tú” y resultó ser una editorial mexicana, El Naranjo”, contó.
“En 2014 escribí “El Club de la Selva”, mi última novela, que acaba de salir (“no la he tenido en la mano”, dijo en la entrevista) y se presentó en la Feria del libro infantil y juvenil”.
“A “Bajo sombra, Buenos Aires peregrina” la escribí en 2015 y se publicó hace dos meses. Es una novela de ficción, transcurre en un día en la actualidad, pero se van mechando capítulos sobre la vida de Eva Perón que confluyen con el final de la novela”.
Por esta novela fue recibida por el Intendente, que le regaló la Bandera de Gualeguaychú.
“Fue muy lindo. Conozco a Martín Piaggio desde chica. Se disculpó porque cuando hicimos la presentación de la novela no pudo ir porque estaba de viaje. Nos encontramos y charlamos del libro, del panorama cultural en Gualeguaychú, otro tanto de política, que me gusta tanto...”
Y saliste chocha con la Bandera, le dijimos.
“Es un gesto muy lindo. Me han regalado muchas cosas, pero nunca imaginé que me pudieran regalar la Bandera de Gualeguaychú. Es más que algo material. Es algo muy fuerte. Nunca olvido que soy de Gualeguaychú, me tira, siento orgullo, creo que Gualeguaychú tiene una identidad muy fuerte, que quizá otra gente no la tiene con su ciudad”.
Dijiste que trabajaste en la función pública... ¿qué hace una politóloga en este ámbito?, quisimos saber.
“La carrera tiene varias ramas y una de ellas es la elaboración de políticas públicas y su estudio. Trabajé en una fundación dedicada a producir para diferentes funcionarios públicos. No todas son ideas de los diputados y senadores”, aclaró. “Hay fundaciones que se dedican a elaborar políticas públicas que son presentadas por los funcionarios”.
¿Y los asesores?
“A veces no alcanza con los asesores...”.
Ya quedó claro que dejó este trabajo para dedicarse a Amelie y Ciro y que su ocupación hoy es escribir.
“Escribir es otro trabajo, te lleva casi todo el día. Llevo los chicos al colegio a las nueve y hasta las cuatro que los busco, me detengo sólo para almorzar. Todo el tiempo estoy investigando, escribiendo, mandando correos a editoriales, recibiendo críticas. A veces en un día escribís dos hojas y otros, te la pasás con un párrafo...”
¿Escribir es una veta que descubriste ahora?
No. Hice muchos talleres antes de publicar. No sé cuándo te considerás escritor...
Si me decís cuándo empecé a escribir, creo que fue a los 12 años. No había internet y tenía una compañera de colegio con la que nos escribíamos cartas y cada vez que nos cruzábamos en la Escuela Normal, las intercambiábamos. Esa fue la primera forma de escribir, creo que es el origen”, dijo tras evocar y emocionarse, para agregar “las tengo todavía guardadas y ella también. Y seguimos siendo amigas”.
También sigue prefiriendo entre todas las ciudades a la suya.
“No soy muy objetiva con Gualeguaychú. Noto que mucha gente de mi generación que fue a formarse afuera ha vuelto, porque es una ciudad tranquila en la que se puede vivir, todavía los chicos juegan en la calle, tienen el parque, el velódromo, fiestas gratuitas en las plazas... Eso no existe allá. Y la gente de Gualeguaychú me parece maravillosa. Para mí es una fiesta venir”.
Y te encanta escribir...
“Sí. Es una terapia. Y cuando me preguntan si el libro va a desaparecer, digo que no, porque me resulta imposible leer en el celular. Para mí un libro se lee en la cama, en la playa, lo subrayo, hago anotaciones, doblo la hoja...”
¿Y las Ciencias políticas? ¿Dónde quedaron?
“Me encanta la política, así que puedo retomar en cualquier momento...”
EL ARGENTINO
“Me fui a los 17 a estudiar Ciencias políticas en Buenos Aires. Trabajé en varias dependencias del Estado, en el ámbito sindical, y después hice una maestría en administración pública. Y hace unos años, cuando nació mi hija mayor (Amelie) dejé de lado la función pública y me puse a escribir.
En 2013 publiqué mi primera novela infantil, “Cirkótico y el enigma de la hechicera”, en México, por equivocación”.
¿Cómo?
“Quería mandar mi novela a una editorial argentina, Del naranjo. Busqué una dirección de e- mail, escribí y me respondieron. Me sorprendió que me trataran de “tú” y resultó ser una editorial mexicana, El Naranjo”, contó.
“En 2014 escribí “El Club de la Selva”, mi última novela, que acaba de salir (“no la he tenido en la mano”, dijo en la entrevista) y se presentó en la Feria del libro infantil y juvenil”.
“A “Bajo sombra, Buenos Aires peregrina” la escribí en 2015 y se publicó hace dos meses. Es una novela de ficción, transcurre en un día en la actualidad, pero se van mechando capítulos sobre la vida de Eva Perón que confluyen con el final de la novela”.
Por esta novela fue recibida por el Intendente, que le regaló la Bandera de Gualeguaychú.
“Fue muy lindo. Conozco a Martín Piaggio desde chica. Se disculpó porque cuando hicimos la presentación de la novela no pudo ir porque estaba de viaje. Nos encontramos y charlamos del libro, del panorama cultural en Gualeguaychú, otro tanto de política, que me gusta tanto...”
Y saliste chocha con la Bandera, le dijimos.
“Es un gesto muy lindo. Me han regalado muchas cosas, pero nunca imaginé que me pudieran regalar la Bandera de Gualeguaychú. Es más que algo material. Es algo muy fuerte. Nunca olvido que soy de Gualeguaychú, me tira, siento orgullo, creo que Gualeguaychú tiene una identidad muy fuerte, que quizá otra gente no la tiene con su ciudad”.
Dijiste que trabajaste en la función pública... ¿qué hace una politóloga en este ámbito?, quisimos saber.
“La carrera tiene varias ramas y una de ellas es la elaboración de políticas públicas y su estudio. Trabajé en una fundación dedicada a producir para diferentes funcionarios públicos. No todas son ideas de los diputados y senadores”, aclaró. “Hay fundaciones que se dedican a elaborar políticas públicas que son presentadas por los funcionarios”.
¿Y los asesores?
“A veces no alcanza con los asesores...”.
Ya quedó claro que dejó este trabajo para dedicarse a Amelie y Ciro y que su ocupación hoy es escribir.
“Escribir es otro trabajo, te lleva casi todo el día. Llevo los chicos al colegio a las nueve y hasta las cuatro que los busco, me detengo sólo para almorzar. Todo el tiempo estoy investigando, escribiendo, mandando correos a editoriales, recibiendo críticas. A veces en un día escribís dos hojas y otros, te la pasás con un párrafo...”
¿Escribir es una veta que descubriste ahora?
No. Hice muchos talleres antes de publicar. No sé cuándo te considerás escritor...
Si me decís cuándo empecé a escribir, creo que fue a los 12 años. No había internet y tenía una compañera de colegio con la que nos escribíamos cartas y cada vez que nos cruzábamos en la Escuela Normal, las intercambiábamos. Esa fue la primera forma de escribir, creo que es el origen”, dijo tras evocar y emocionarse, para agregar “las tengo todavía guardadas y ella también. Y seguimos siendo amigas”.
También sigue prefiriendo entre todas las ciudades a la suya.
“No soy muy objetiva con Gualeguaychú. Noto que mucha gente de mi generación que fue a formarse afuera ha vuelto, porque es una ciudad tranquila en la que se puede vivir, todavía los chicos juegan en la calle, tienen el parque, el velódromo, fiestas gratuitas en las plazas... Eso no existe allá. Y la gente de Gualeguaychú me parece maravillosa. Para mí es una fiesta venir”.
Y te encanta escribir...
“Sí. Es una terapia. Y cuando me preguntan si el libro va a desaparecer, digo que no, porque me resulta imposible leer en el celular. Para mí un libro se lee en la cama, en la playa, lo subrayo, hago anotaciones, doblo la hoja...”
¿Y las Ciencias políticas? ¿Dónde quedaron?
“Me encanta la política, así que puedo retomar en cualquier momento...”
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