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Diario El Argentinolunes 06 de mayo de 2024
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Finaliza hoy en La Haya el proceso contra Monsanto

Finaliza hoy en La Haya el proceso contra Monsanto

   Víctimas, ambientalistas, médicos y técnicos de todo el mundo brindan durante este fin de semana su testimonio en el “Tribunal Internacional Monsanto”, una iniciativa inédita en la que participan más de mil organizaciones en la localidad de La Haya, en los Países Bajos, para reunir la prueba sanitaria y jurídica que sirva para incorporar la figura de 'ecocidio' a los delitos juzgados por Corte Penal Internacional de



De esa manera, se busca poder juzgar a la mayor productora de agrotóxicos del mundo por su responsabilidad en éste y otros delitos de lesa humanidad.
El argentino Damián Verzeñassi -único médico que dará su testimonio en representación de Latinoamérica- sostuvo que “si los jueces encuentran a Monsanto responsable de un ecocidio va a dar un impulso muy importante a los movimientos sociales y a las víctimas”.
“El Tribunal Internacional Monsanto es un tribunal promovido desde la sociedad civil y se realiza en La Haya porque emula los mecanismos que tiene la Corte Penal Internacional de la Haya, y aunque no es un proceso que se da en ese tribunal oficial, lo que busca es que se incorpore el delito de ecocidio en el Estatuto de Roma, que es el que rige a esa Corte Internacional”, explicó en forma telefónica a la agencia Télam la magistrada argentina Eleonora Lamm, una de las cinco jueces que participan del proceso.
Lamm sostuvo que “el objetivo de este proceso, del que participan más de mil organizaciones, es que el dictamen al que arribemos, luego de escuchar los testimonios y evaluar la prueba, tenga peso suficiente como para modificar el Estatuto de Roma, es decir, intentaremos promover un cambio legal”.
En el mismo sentido, el médico Damián Verzeñassi -único médico que dará su testimonio en representación de Latinoamérica- sostuvo que “el principal objetivo de este proceso es que se pueda dar entidad jurídica a la figura de ecocidio”.
En comunicación telefónica, Verzeñassi sostuvo que “también será importante escuchar la voz de todas las víctimas de este modelo extractivista e industrial veneno-dependiente, y que desde este lugar emblemático como es La Haya sus voces cobren más dimensión y se repliquen mucho más fuerte a nivel internacional”.

El Tribunal

El Tribunal Internacional Monsanto es una iniciativa de organizaciones y referentes de más de mil organizaciones de todo el mundo entre los que se encuentran la filósofa y escritora india Vandana Shiva; la periodista y escritora francesa Marie-Monique Robin -realizadora del documental “El mundo según Monsanto”; el biólogo francés Gilles Eric Séralini, entre otras personalidades internacionales.
El objetivo es que durante las audiencias, que comenzaron ayer y finalizan hoy en el Instituto de Estudios Sociales (ISS) de La Haya, cinco jueces internacionales -entre los que se encuentra Lamm- emitan un dictamen consultivo emulando los procedimientos de la Corte Penal Internacional de Justicia.
Desde el Comité Organizador acusan a Monsanto de producir y comercializar productos como el PCB (policlorobifenilos), que afectan la fertilidad humana y animal; el 2,4,5-T, uno de los componentes del Agente Naranja que causa malformaciones congénitas; el “Lasso” un herbicida prohibido en Europa; y el famoso glifosato Roundup, “el herbicida más utilizado en el mundo y causante de uno de los mayores escándalos sanitarios y medioambientales de la historia moderna”.
El dictamen de los jueces del Tribunal Internacional Monsanto girará en torno a si la empresa vulneró cuatro derechos (entorno seguro, limpio, saludable y sostenible; alimentación; salud; libertad de investigación científica) conforme a distintos artículos del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y a la Convención de Derechos del Niño.
Además, deberán también expedirse sobre si la empresa fue cómplice de un crimen de guerra (por haber proporcionado materiales al ejército norteamericano en el la Guerra de Vietnam) y, finalmente si las actividades de Monsanto “podrían reunir los elementos constitutivos del delito de ecocidio, en el sentido de que dañan gravemente o destruyen el ambiente, hasta el punto de alterar de forma significativa y duradera el patrimonio mundial”.
“Si los jueces encuentran a Monsanto responsable de un ecocidio va a dar un impulso muy importante a los movimientos sociales y a las víctimas que en todo el mundo están reclamando que tengan en cuenta sus derechos para poder iniciar acciones jurídicas locales y también internacionales”, describió Damián Verzeñassi.

Testimonios

Verzeñassi fue convocado por el comité organizador del tribunal por su tarea al frente de los relevamientos del estado socio-sanitario de los pueblos que están “en medio de las zonas de producción de transgénicos resistentes a venenos” que lleva adelante la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario.
“Lo que hemos podido demostrar -explicó- es que a partir del cambio en la forma de producción hacia esta veneno-dependiente han aparecido muchos problemas de salud que antes no estaban y que cada vez son más frecuentes” como aumento de cáncer, enfermedades respiratorias, abortos espontáneos, entre otros.
El último relevamiento coordinado por Verzeñassi fue en 2015 en la localidad entrerriana de San Salvador y arrojó que “entre 2000 y 2014, en 80 de los hogares visitados se refirieron 84 casos de cáncer diagnosticados, de los cuales el 46,4 por ciento se habían dado en los últimos cinco años”.

Otros aportes

María Liz Robledo contará ante jueces internacionales el padecimiento de su hija, nacida con un mal congénito a causa de los agrotóxicos. Antes de su viaje a Holanda, relató su drama a Página/12 en su casa de Baigorrita, un pequeño pueblo rural del noroeste bonaerense.
Cuando nació su hija Martina, María Liz Robledo sólo pudo tenerla en brazos durante diez minutos. Apenas trató de darle la teta por primera vez, la beba comenzó a despedir un líquido verdoso de su nariz que no la dejaba respirar. María Liz la corrió de su pecho pero el proceso no se detenía. Su hija se estaba asfixiando. Los médicos que llegaron a la habitación y se la llevaron no le dieron explicaciones. Cuando uno de ellos volvió, le explicó que su hija había nacido con una malformación congénita, un pequeño canal que conectaba el aparato digestivo con el respiratorio, y que se moriría si no la operaban de inmediato. Después de un embarazo que había transitado sin sobresaltos, María Liz tuvo que firmar un consentimiento para que su hija, a la que apenas conocía, tuviera una pequeña posibilidad de seguir con vida, publicó Página 12.
Luego de siete horas de espera fuera de la sala de operaciones, para María Liz y su familia sobrevinieron años padeciendo junto a Martina las deficiencias respiratorias de la atresia esofágica que le diagnosticaron los médicos, y descubriendo que esa enfermedad, casi inexistente en el mundo, se debía a los bidones de pesticidas que se acumulaban en el baldío lindero a su casa y a las fumigaciones que se hacían a pocos metros de su jardín. Tres años después del nacimiento de Martina, será su historia la que María Liz le contará al Tribunal de La Haya –como caso testigo de Argentina–, en la primera denuncia internacional “por crímenes contra la humanidad y el medio ambiente” realizada por una organización civil contra Monsanto, con el objetivo de establecer un precedente mundial que permita juzgar penalmente a las personas responsables de los crímenes que se le adjudican a esta corporación.
A lo largo de las dos jornadas, se presentará también ante el Tribunal una extensa lista de estudios llevados a cabo por diversas instituciones de investigación científica, entre ellas el INTA y el Conicet, en las zonas más afectadas.
En todos estos estudios, realizados a partir de un análisis de las condiciones ambientales, se afirma que los padecimientos que serán relatados ante el tribunal han sido causados por una exposición directa al glifosato –el principio activo del herbicida Roundup, fabricado por Monsanto–, cuyo uso se masificó a partir de la implementación de diversos cultivos transgénicos, en mayor medida de soja, trigo y maíz, en zonas rurales.
“Acá pasaba la fumigadora por el medio de las calles dejando desechos, el avión fumigador volaba por encima nuestro después de tirar el pesticida, y los baldes que chorreaban y se hacía un barro donde jugaban los chicos los guardaban en los baldíos y en los galpones acá entre las casas”, recuerda María Liz sentada en su casa de Baigorrita, un pequeño pueblo de 1.900 habitantes.
“Cuando supe que lo que le pasó a mi hija había sido por eso, empecé a moverme por todo el pueblo para frenar lo que estaba pasando. Me encontré con que no había ninguna legislación que lo prohibiera, y mucha gente se fue movilizando conmigo para dar a conocer esta situación. Hicimos un video que circuló por el mundo y este año vino Marie-Monique (Robin) a filmar a mi hija para su próximo documental. Hoy cada pueblo está aislado, no hay herramientas legales para juzgar penalmente a los que causan este desastre, y eso es lo que tenemos que conseguir con esta denuncia en La Haya”.

Proceso

Una vez finalizado el juicio, las expectativas del Tribunal a Monsanto radican en que la Corte Internacional de La Haya reconozca, además de la responsabilidad de Monsanto en los casos de enfermedades y malformaciones que serán presentados, su incursión en el delito de ecocidio, entendido a partir del daño masivo al medio ambiente que están generando los productos fabricados por la corporación. De esta manera se abrirían dos canales para poder juzgar con causas penales a los directivos que Monsanto posee en sus distintas sedes alrededor del mundo, algo que hoy no puede ser llevado adelante ante la justicia de ningún país.
“Nosotros vivimos rodeados de tarros de agrotóxicos acumulados al lado de nuestras casas. Lo normal acá es ver depósitos en distintos terrenos en la zona poblada, escuchar que mucha gente joven se enferma y hasta muere de cáncer, también niños con leucemia, que lamentablemente fallecieron”, dice María Liz Robledo.
“Y lo normal también es escuchar el silencio de profesionales o la falta de compromiso para firmar y fundamentar un diagnóstico, o saber que la mayoría de los medios de comunicación se niegan a mostrar nuestra realidad. Lo normal es ver cómo nos fumigan a cincuenta metros de nuestras casas para matar algunas hierbas y dejar el terreno ‘limpio’. Y no hay herramientas legales para frenar a estas corporaciones, no hay una reglamentación vigente. Cuando Marie-Monique me propuso hablar sobre mi hija en el tribunal me pareció que era lo mejor que podía hacer, y no sólo por Martina, que hoy no puede ir al jardín por sus problemas de respiración, sino para cualquier chico. Hoy a las personas que causan esto se las juzga, arreglan, transan y no pasa nada. Y lo mismo para los productores, que si bien son víctimas de todo un modelo de producción, tienen un grado de responsabilidad. Y para a los Estados y gobiernos que dan vía libre y que son cómplices de tanta enfermedad y tanta muerte. Todos tienen que ser juzgados por los crímenes que están cometiendo, consignó.
 

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