Pedro Luis Barcia recibirá la Mención de Honor “Senador Domingo Faustino Sarmiento”

Con generosidad, Barcia explicó “recibí en 2005 el Diploma de Honor  del Senado, “Por mis aportes a la cultura nacional”. La gestión la llevó a cabo frente al cuerpo legislativo la senadora por Entre Ríos, la Profesora Graciela Bar. Luego, el Senado distinguió “Por su valor educativo”, mi libro Mapa de sitios electrónicos confiables (2014), escrito en  autoría con dos bibliotecarias, de las Academias de Letras y de Educación. Más tarde se dio igual reconocimiento a mi libro La prevención educativa de adicciones (2015), que ya ha sido adoptado en varias provincias como base del desarrollo de contenidos específicos en las escuelas”.

La distinción que recibirá se denomina “Mención de Honor senador Domingo Faustino Sarmiento”. El decreto de creación de dicho premio dice: La Mención de Honor "Senador Domingo Faustino Sarmiento" constituye el mayor reconocimiento del Honorable Senado de la Nación a personas físicas o jurídicas del quehacer cultural, deportivo, profesional y académico, por su obra emprendedora destinada a mejorar la calidad de vida de sus semejantes, de las instituciones y de sus comunidades.

El premio es entregado en el Salón Azul del Senado de la Nación y esto es de peso para el académico, que afirmó “me gratifica más que si fuera gente del palo de las letras, porque revela que hay políticos que están atentos a quienes hemos dedicado la vida a la educación y lo valoran”.

 

-¿Quiénes han recibido este premio antes de usted?

-Este premio se entrega a partir del año 2004, y fue otorgado a personalidades como: Quino, Mercedes Sosa, Magdalena Ruiz Guiñazú, Diego Maradona, Adolfo Pérez Esquivel, Norberto Fontanarrosa. etc. El último en recibirlo fue Ricardo Piglia.

No me pregunte qué hago yo en esa compañía, porque le responderé con una frase entrerriana: “Siempre aparece una torta frita entre los pasteles”. Y ese azar me ha beneficiado.

-Los destacan dos senadores de San Luis, ¿por qué?

-En principio porque ambos han sido, sucesivamente, presidentes de la Comisión de Educación del Senado y eso les ha permitido estar informados de mis actividades profesionales educativas y de mi gestión presidencial en la Academia Nacional de Educación. Además, he trabajado en la obra de la mayor lingüista del país, Berta Vidal de Battini, que era puntana. A esa  Provincia la definía Baldomero Fernández Moreno así: “San Luis se me figura/ el agujero de una cerradura.

El año que viene  daré a la imprenta dos tomos con la Obra dispersa, de Berta Vidal de Battini. Como se sabe, es la autora de la mayor compilación hispanoamericana de materia narrativa popular en sus diez tomos de Cuentos y leyendas populares de la Argentina. 

Le comento, para los docentes de los tres niveles (Inicial, Primaria y Secundaria) que a esta obra la hice digitalizar entera y que se la puede consultar y bajar desde el sitio electrónico de la Academia de Letras, donde además, están digitalizados todos los cancioneros de poesía folclórica de Carrizo y otros, la gauchesca, y un millar de obras más. 

-Quizá aproveche que estará ante legisladores nacionales para pedirles que eleven el presupuesto para la educación y dirijan la mirada a la que manifiestan dirigentes, conductores,   referentes, en fin, los que hablan delante de un micrófono...

¿En qué va a centrar su discurso?

-En primer lugar,  exaltaré la obra educativa de Sarmiento. Borges dice que se puede estar a favor o en contra de él, pero no sin él. Cuando el sanjuanino era denostado oficialmente y  aun desde canales educativos, publiqué los tres gruesos tomos de mi Ideario de Sarmiento (he continuado la colección con mi Ideario de San Martín). Quien lea mi estudio verá que señalo muchas objeciones a Sarmiento, pero en el balance final, pesa lo aportado en bien de todos. Luego, señalaré que lo mejor para nuestra educación es algo tan elemental como  hacer cumplir las leyes. La anomia es el cáncer de nuestra entraña nacional. 

Los argentinos desatendemos las normas vigentes, y no nos interesa el efecto de esa actitud en el prójimo, pero, a la vez, los gobiernos no hacen cumplir las leyes. Es una fórmula desgraciada que combina de  lo privado y lo oficial, destructora de lo democrático. Tres cosas, al menos: que tengamos 180 días de clase y si no, que se repongan los días obligatoriamente, como estatuye la ley; que se amplíen gradualmente las horas escolares a la jornada extendida y que se profesionalice debidamente la formación docente”.

Al finalizar, Barcia compartió con EL ARGENTINO algo más que una reflexión, cuando dijo sin vueltas “estoy harto de dos tipos de colegas: los pedagogos de periódico que solo repiquetean con los malos resultados de las pruebas Pisa, sin señalar salidas a la deteriorada situación. Y los que cometen el pecado de “habriaqueísmo” (condenado por el papa Francisco en Evangelii gaudium, 96) que consiste en decir lo que habría que hacer a otros, sin ellos meterse en el río por el pescado”. 

“Mi lema en esto es una frase de Confucio, que la tenía clara: “Si ves que las tinieblas te rodean, no insultes a las sombras: prende una vela”. Frente a lo llorones profesionales frente al  52 por ciento de los egresados de nuestro secundario que no entienden lo que leen, he prendido una vela: acabo de publicar  un libro con vocación de servicio a nuestros docentes y muchachos: La compresión lectora, libro que va acompañado por una carpeta de láminas para Inicial y siete cuadernillos de ejercitación para los pibes de primaria. Vela a vela, se ilumina todo un templo, y una ciudad, y el mundo”.