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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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Un poco de orden, nada extraordinario

Un poco de orden, nada extraordinario

  Los corsos populares son una expresión de alegría, de trabajo grupal, de superación de obstáculos, demostraciones que podemos ver incluso cuando el tiempo amenaza, como lo hizo este viernes, cuando hubo que apurar el paso porque los truenos se hacían oír por encima de las cornetas.



Por eso es importante enseñar al público (a todos, menores y adultos por igual) a respetar el paso de cada grupo carnavalero.
Porque para que se dé este desfile, hubo jornadas de trabajo de distinta índole, aunque resulten más asequibles la confección de los trajes y los ensayos.
Pero hay mucho más y por sobre todas las cosas, esta gente mantiene el sentido del carnaval como fiesta propia de la ciudad, por eso ante su paso lo mejor es hacer lugar y acompañar con el aplauso.
Y esto se dice porque no corresponde ni se merecen ciertas actitudes que de graciosas tienen nada. Como la descarga de un tarro de espuma en la cara, en el traje, en la bocina.
Tampoco es justo que tras varios ensayos para desfilar los murgueros deban ceder el paso a los transeúntes que prefieren ocupar la pasarela a desplazase por la vereda o calle aledañas.
En resumen, habrá que cuidar el corso popular para que siga creciendo y consolidándose como una demostración cultural, como fiesta de verano.
Para no desperdiciar tanto esfuerzo, tantas ganas, tanta alegría.
Para que ese horizonte nocturno de murgas y batucadas que nos acompaña desde noviembre siga estando todos los viernes de febrero en la Avenida Parque, entre España y Montevideo.
 

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