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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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El trueque: desde los clubes del 2001 hasta un espacio feminista virtual de intercambio

El trueque: desde los clubes del 2001 hasta un espacio feminista virtual de intercambio

El trueque fue la modalidad empleada por los gualeguaychuenses cuando su economía hogareña estaba muy debilitada por la crisis. En 2001 llegaron a crearse veinte clubes en la ciudad. Hoy una red feminista de intercambio de bienes y servicios es furor en las redes.


 

POR DIEGO ELGART

EL ARGENTINO

 

La era de la abundancia terminó. La pandemia esfumó los proyectos futuros y nos obliga a reformularlos a la espera de un nuevo comienzo.

Las sucesivas crisis económicas que vivió nuestro país a lo largo de los 36 años de democracia, nos enseñó una lesión muy importante, el Estado no puede resolver todos nuestros problemas, y cada vez que nuestro futuro se ve amenazado, apelamos al mismo camino para sobrevivir: la solidaridad humana, ayudar a otra persona sin pedir nada a cambio, a sabiendas que hoy puede ser por ti y mañana por mí.

Es así como espontáneamente nace la solidaridad humana, entre las personas de un mismo barrio o de barrios diferentes o un mismo género.

En rigor, esta modalidad de intercambio de bienes y servicios sin dinero, comenzó a proliferar a partir de que comenzó a popularizarse el uso de las redes sociales. En distintas páginas de grupos locales se pueden intercambiar libros escolares, y todo tipo de bienes.

Pero esta modalidad fue descubierta en 2001, cuando el país intentaba salir de la peor crisis económica y moral que se hubiera vivido hasta entonces desde la recuperación de la democracia.

En aquel entonces las redes sociales no existían, y los barrios se organizaron a través de nodos o clubes del trueque. Cada uno de ellos contaba con una comisión organizadora, un lugar donde instalar los tablones para poner la mercadería, un bono de intercambio y un estatuto de funcionamiento.

Llegaron a existir unos 12 nodos de intercambio y unas 12 mil personas se beneficiaron con aquella modalidad, en la que la gente desocupada, logró encontrar vestimenta, calzados, alimentos y hasta servicios, mecánicos, de albañilería, plomería entre otros.

El municipio, llegó después con apoyo logística y en capacitación para el manejo y elaboración de alimentos a través del área de Bromatología.

Esta modalidad presencial del trueque se terminó diluyendo a medida que la economía comenzó a robustecerse y el sector privado local logró recuperarse y generar empleo.

En 2015, hubo un resurgimiento del trueque de la mano de la aceleración de la inflación y el retorno a la pobreza de algunas franjas de la población. Es así que nuevamente comenzó a renacer el interés popular por los centros de intercambio donde no hacía falta billetes para adquirir desde una prepizza, bijouterie, ropa de todo tipo, artículos de limpieza hasta un corte de pelo o una película en CD.

Pero claro, en aquel entonces nadie imaginaba que se podía llegar a estar peor en el futuro.

De acuerdo a los datos del banco estadístico de la Corporación del Desarrollo que mide el costo de la Canasta Básica Total en la cuidad, en el mes de abril un adulto necesitó de 13.555 pesos para estar por arriba de la línea de pobreza; y para que una familia tipo de dos mayores entre 30 y 59 años y dos menores de 6 y 8 años, no sea pobre en Gualeguaychú, necesitó 41.885 pesos.

 

El trueque se populariza en las redes  con la Red feminista de intercambio

 

La joven estudiante de la carrera de Cine de 24 años, Valentina Malkotsoglou, fue quien tomó la iniciativa este mes, de crear la Red feminista de intercambio en las redes sociales, que pronto tuvo una gran cantidad de adeptas. En apenas dos semanas de funcionamiento ya tiene 2829 suscriptoras y sigue creciendo.

La ancestral modalidad de intercambio de bienes, que practicaban los pueblos originarios que habitaron nuestra región, hoy, en el siglo XXI se sigue practicando para satisfacer las mismas necesidades esenciales de nuestros ancestros. 

Las huellas de trueque, pueden verse en el Museo de Manuel Almeida, como un vívido testimonio de esta modalidad para obtener bienes.

Esta Red feminista, no persigue la militancia, sino la solidaridad y el ayudarse desde lo material y lo afectivo entre cientos de mujeres de nuestra ciudad, que están pasando por dificultades económicas o afectivas.

No obstante, las administradoras del grupo proponen como forma optativa el uso del lenguaje inclusivo.

Para ser miembro, es necesario responder primero, un cuestionario: ¿Qué entiendes por feminista? Dice la primera pregunta.

¿Qué es ser feminista? ¿Qué es ser mujer en estos días? De acuerdo a la respuesta de cada usuario se crea el perfil de cada uno para comenzar a interactuar en el grupo.

“Hace unos días descubrí en Facebook un grupo llamado “Red feminista de Intercambio”, grupo que me llamó la atención por la posibilidad de realizar trueque”, explicó a EL ARGENTINO Leandra Gómez una de las usuarias.

“El nombre “feminista” al principio me intimidó un poco ¿Feminista? Me pregunté, parecía un poco fuerte, pero decidí ingresar de todos modos para conocer y experimentar.

Pensé un momento. Nuestra sociedad está formada por mujeres fuertes: mamás, abuelas, hermanas mayores, que sacan adelante su hogar solas, por diferentes circunstancias de la vida.

Fue grata mi sorpresa al encontrarme con un grupo maravilloso de mujeres: cálido, generoso, solidario, soñadoras de utopías muchas de ellas. Mujeres fuertes, pero a la vez dulces y tiernas. Siempre con una sonrisa y una palabra de aliento.

Mujeres en donde el intercambio no se da en la equivalencia del valor económico de los objetos, si no de la utilidad y la necesidad de los mismos”, resaltó Leandra.

Un abrigo por dos moldes para tortas; una guitarra por un teléfono; un saco de vestir por maquillaje y alimentos…“Soltar, dejar ir “, “hermagas “, “hermanas”, es parte del vocabulario utilizado en este rincón maravilloso del espacio virtual.

Luego de producido los intercambios vemos las publicaciones, no de notificación, de que ya no está disponible el objeto o servicio, sino de agradecimiento: “La pava de Marita se fue a tomar mate a mi casa, estamos contentos”, y el comentario se acompaña con la foto de una niña sonriendo con una bufanda nueva; “a los chicos les gustaron los pancitos de Mónica y a ella mis ollas”, dice otro comentario de un exitoso intercambio.

“Juana cambió su Tablet por una guitarra”, y se ve a la niñita radiante intentando tocar sus primeras notas.

Ayer una docente de nombre Cristina hizo una publicación de trueque, no para ella, sino para un alumno y su familia quienes se encuentran albergados en una humilde habitación sin techo, solo protegidos por unos nylons. Cristina, ofrecía objetos personales a cambio  de ayuda para ellos.

Y en seguida surgió un milagro del amor. Una catarata de publicaciones ofrecían desinteresadamente chapas, abrigo, frazadas, alimentos y ropa, sin pedir nada a cambio.

 

Una idea traída  desde Córdoba

 

 Valentina Malkotsoglou, explicó que: “Yo vivo en la ciudad de Sierra Chica, a una hora de Córdoba capital donde estudio Cine. Allí hay una red de feministas muy grande que nuclea a más de 20 mil mujeres y uno de los grupos que conforma esta red es de intercambio.

Hacía tiempo que le decía a mi mamá que lo impulsara en Gualeguaychú, porque estaba maravillada por lo que sucede en ese grupo de intercambio, y como luego vine a la ciudad a pasar la cuarentena, decidí armarlo en las redes.

Tuvo mucha resonancia en las mujeres y en los grupos disidentes de esta ciudad, porque a una semana y media, ya éramos 2 mil las que lo conformábamos”.

Valeria dejó en claro que: “Este espacio no es como cualquier red de intercambio, porque si bien la idea parte en un momento en que la economía nos oprime más que nunca, esta red viene facilitar la adquisición de bienes que necesitamos sin la presencia del dinero, pero se da algo más allá del intercambio que es el encuentro con otra mujer con respeto y amor. La idea no es lucrar con lo que tenemos para tirar o no nos sirve sino generar un intercambio afectivo con la otra persona.

No nos fijamos si el intercambio es justo en cuanto al valor de los objetos que se cambian, sino en el hecho de que otra persona necesita algo que yo tengo y no uso, entonces se lo doy amorosamente y a veces toca recibir esa abundancia, esta es la base del grupo, la reciprocidad y compartir los ideales feministas”.

Ahora queda pendiente un gran encuentro de las más de 2 mil participantes en algún sector de la ciudad, una vez que, con solidaridad, cautela y esperanza, se logre derrotar a la pandemia y volvamos a una relativa normalidad.

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