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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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Blanca trabaja su huerta, cocina dulces y tiene un libro a medio escribir

Blanca trabaja su huerta, cocina dulces y tiene un libro a medio escribir

Blanca Rosa Dominga Rouiller tiene 91 años y llegamos a ella a través de uno de sus cuatro hijos, Oscar Antonio Bourlot, párroco de San Juan Bautista y San Juan XXIII.


 

Fue él quien nos contó que su mamá a los 9 años acompañaba a su papá en la plantación de las batatas, que salía a vender zapallos de la quinta de la familia y que hizo hasta 6to grado en la Escuela de hermanas de Urdinarrain, donde aprendió a bordar, y lo hizo de tal manera que hoy tiene algunos manteles que son una reliquia.

 

También fue empleada de comercio, en la Tienda Azcárate de Gualeguaychú y en la Tienda Gonzalo de Urdinarrain.

Blanca se casó con Héctor Ricardo Bourlot el 15 de Mayo de 1955 y tuvo cuatro hijos: Jorge Alberto, Oscar Antonio, Julio César y Marcelo Luis María.

En la casa paterna lo habitual era hacer queso, las carneadas para elaborar chorizos secos, criar gallinas, vender huevos, tener huerta, jardín, hacer dulces de leche, de higo en almíbar y el más famoso: el que combina higo, melón y durazno “una receta francesa, porque yo no lo conocía”, como nos dijo.

En 1976 tuvieron que vender el campo y pusieron una despensa en Basavilbaso.  Después de la muerte de su esposo y ya sin hijos con ella, en 2007 volvió a Urdinarrain, donde vive.

Aunque no madruga, confesó que disfruta la siesta, así como la visita de sus hijos -que no viven en Urdinarrain- tanto como la de sus once nietos y su bisnieto, al que se sumará “el que viene en camino”. 

 Cuando la llamamos estaba haciendo mermelada de naranjas, algo habitual para ella, así como la preparación de dulces, el cuidado de las plantas (sus preferidas son las rosas chinas) y la atención de su huerta que, a causa de tener patio, cultiva en macetas.

En tiempos de pandemia, le dijimos, qué mejor que tener una huerta para saber qué comemos y Blanca coincidió, destacando “en lugar ir al mercado, en mi patio tengo perejil, cebolla de verdeo, orégano, lechuga, rabanitos y voy anexando… Además, las macetas de la huerta están junto a las de las flores, y me dan una vista hermosa al ventanal de la cocina”.

Pero hay más, porque en la charla Blanca contó “empecé a escribir un libro hace mucho, contando historias de la familia, la infancia, la escuela, del campo, pero decidí no poner cosas tristes. Lo dejé cuando tenía 79 años”.

-¿Y cuándo va a continuarlo?

“En cualquier momento, pero para la familia”, respondió.

Aquí le dijimos que la próxima entrevista será cuando se publique este libro porque sabemos del acompañamiento de su familia y de cómo cada integrante le da ideas sobre éste, como que incluya anécdotas del campo, como la vez que peló   dieciséis gallinas para hacer una mayonesa de ave para un casamiento. O cuando ayudó en la carneada de un chancho, “y eso que para mi suegra, yo era de la ciudad”, recordó divertida.   

Cuando termine el libro alguien va a contarlo, así como una publicación de ella con sus macetas que se publicó en Facebook mostró que Blanca sigue tan vital y movediza como siempre.

Trabajando y haciéndolo con alegría, celebrando la vida y cada día que amanece.

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