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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
Opinión

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Fray Mocho en la identidad cultural de Gualeguaychú

Fray Mocho en la identidad cultural de Gualeguaychú

En Gualeguaychú una calle y una escuela llevan su nombre. Y su nombre se pronuncia casi de manera cotidiana cada vez que alguien debe hacer una referencia de literatura o periodismo.


Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO


 

Se llamaba José S. Álvarez y trascendió como Fray Mocho.

Había nacido en Gualeguaychú el 26 de agosto en 1858. Fue cronista policial cuando esas crónicas se hacían con celo literario. Incluso llegó a ser comisario de investigaciones.

Fue fundador de la Revista Caras y Caretas (cuya colección se puede recorrer página a página en el Instituto Osvaldo Magnaco) y esa publicación no sólo marcaría a una generación, sino que aún en la actualidad sigue marcando determinados rumbos en materia de periodismo y comunicación.

No fue casual que en la Revista Caras y Caretas se expresara a través del humor, uno de sus mejores rasgos de inteligencia.

Fray Mocho murió a los 45 años de edad el 23 de agosto de 1903.

Sus escritos sobresalen porque detrás de ello está claro que hubo un gran observador y un talentoso registro de las costumbres regionales.

Es necesario hacer un salto en el tiempo e incluso en el tono de la narración.

El sábado 22 de agosto se conoció la decisión trascendental del gobierno provincial por la cual donó la Casa Fray Mocho a la Municipalidad de Gualeguaychú y, por extensión, a todos los vecinos.

Se trata del inmueble de la Casa Natal de Fray Mocho, declarado Monumento Histórico, y al que se le reconocer ser un lugar emblemático para la historia de Entre Ríos.

En rigor, el gesto de la donación fue una respuesta a un pedido de la Municipalidad de Gualeguaychú, “para que el inmueble sea donado con la finalidad de que se puedan realizar tareas de mejoramiento y mantenimiento del edificio, con el objeto de brindar un servicio cultural e histórico de calidad y acorde a lo que dicha casa representa para el pueblo”, tal como se indicó en las comunicaciones oficiales.

En medio de pujas egoístas, ante la evidente falta de solidaridad colectiva en el marco de la pandemia por el coronavirus; el gesto de la donación es enorme porque permite consolidar un patrimonio cultural de los gualeguaychuenses, de los entrerrianos, pero también de todos los argentinos.

Por eso es pertinente dejar asentado algunas referencias institucionales jurídicas, tomando como base la información oficial que se hizo pública al momento de la donación. El inmueble que fuera propiedad del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos, ha sido declarado mediante Decreto Provincial N° 4.725/2000 del Ministerio de Gobierno, Justicia y Educación (MGJE) Monumento Histórico Provincial y por Ley Nacional número 25.386 del 30 de noviembre de 2000 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

En tanto, la Municipalidad de Gualeguaychú a través de la Ordenanza N° 9.683/91 lo declaró “Patrimonio Arquitectónico y Edificación de Interés Patrimonial General” y a través de la Ordenanza N°10.516/2001 como “Edificio de Interés Histórico Cultural”.

Del mismo modo es preciso registrar su obra más reconocida, como Esmeraldas (Cuentos mundanos) (1895); Galería de ladrones de la capital (1897); el clásico Memorias de un vigilante (también en 1987); su célebre Viaje al país de los matreros (1897); En el Mar Austral (1898), que es un relato de un año de excursión por un barco ballenero, en el extremo sur de Chile y de Argentina y que fue escrito por Fray Mocho con mucha precisión al momento de describir el paisaje sin haber visitado nunca siquiera la Patagonia ni las tierras Australes.

Como pocos, Fray Mocho en su obra “Viaje al país de los matreros” pudo retratar con su pluma, palabra a palabra, oración a oración, párrafo a párrafo, los rasgos más nítidos y misterios de los desheredados de la tierra y de aquellos que lograron mantener una distancia geográfica, pero también temporal y simbólica para que el temido y largo brazo de la ley no los tocara.

Se trata de aquellos que ya sin tener nada que perder, se perdieron en sombra la del monte y en las inhóspitas tierras bajas, volviéndose más torvos y solitarios en ese aislamiento; siempre listos para continuar huyendo.

Por eso la obra de Fray Mocho, de raíz costumbristas, pero de alas fecunda; es parte indisoluble de la identidad de los gualeguaychuenses.

Hoy, Fray Mocho hubiera celebrado su nacimiento. EL ARGENTINO lo trae a este presente, porque solo mueren aquellos que se olvidan.

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