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Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
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El acceso a Don Mercado

El acceso a Don Mercado

Operar en modos  de  Don Mercado  no es sencillo. Su ingreso  identifica un juego de cambio  permanente. Un  cambalache  en el que no caben rezongos. La única certeza es la inestabilidad  del entorno.


Por  Luis Alberto Dalcol

 

Don Mercado  exhibe  problemas. En la práctica tuvo  (y tiene) desacoples importantes. Aunque de alguna manera se auto regula o con la oportuna y transitoria ayuda de Don Estado  logra continuidad. Por eso, requiere de su acompañamiento, lo necesita  fuerte y capaz. Solo le pide: “reglas claras  y fijas que no  recorten libertades”.

 

Dificultades

 

El viejo cree que “el atasco mayor ronda en lo indecoroso, madura en  cuestiones de  corrupción”. Apunta a “la impunidad y a la escasa defensa de  don Estado a su propia defraudación”. Por el uso (o abuso) del poder que confiere, y que “facilita la consumación espuria”. Despunta: “aunque son pocos los gobiernos  juzgados, entre los pasados y los aspirantes se entrecruzan  acusaciones de descomposición; las  cargas parecen estar, rastros existen” afirma.

Acceder a Don Mercado es estar dispuesto al riesgo, a lo inseguro; no obstante cautiva  y   atrapa. La posibilidad de meterse en el lío existe, siempre que don Estado lo  habilite. Si se eligen  otros sistemas don Mercado se va; y, con  sabiduría  merodea, pues otea: “pronto seré llamado”.

 

Permanencia e

 incomprensión

 

Iniciado, Don Mercado no  asegura la permanencia de ninguno. Con las puertas abiertas, hay continuas entradas  y salidas;  “producto de aciertos y de yerros de los propios partícipes” según su parecer. Esa renovación lo rejuvenece, aunque en algunos pasajes puedan quedar heridos de importancia. “Parece la vida misma, con sus altibajos,  variaciones y  matices” afina. Don Mercado no comprende la intervención que desalienta la creación, la carga exagerada al hacedor para sostener al indolente. Busca  equilibrios. Le molesta  la ayuda universal, no  la  dirigida a quien realmente  evidencia la carencia y situación de apremio. Es un racional.

 

Principios, inopia

 e inversión

 

Lo confunde el “¡Peleamos por plata!” del dirigente Grabois;  “díganle que el oro reditúa más”, lastima. De el presidente de la Cámara de Diputados Sergio  Massa y la propiedad -  sobre  que algunos de sus socios  no la  entienden-,  satiriza: “debe pertenecer a un espacio muy amplio, con principios vastos e indefinidos”. Sobre el comentario de Máximo Kirchner: “los mercados deben entender que el que maneja la economía es el gobierno”,  Don Mercado expresa: “pobre, ¿no?” y  agrega con ironía: “y sí, la educación es uno de los principales problemas a resolver”. Pregunta “¿Es verdad que Claudio Lozano, director del BNA, dice que los agro negocios (que financia el banco)  desestabilizan al  gobierno? Y  que: “El gobernador de Buenos Aires vincula a barrios privados con ocupaciones”.

Sigue con otro interrogante: “¿No  es una manera de decirme que me vaya? Con estos mensajes: ¿Quién querrá   invertir?”. “Sí, son claros atajaderos al acceso que  comentaba al inicio”, concluye.

Junta sus pertenencias, espera la luz del semáforo que  habilita el cruce y apesadumbrado continúa  a  ritmo cansino.

 

 

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