La Estación Faustino Parera celebra sus cien años de vida

Hoy, un grupo de vecinos nacidos en esa localidad compartirán un almuerzo en la Escuela N° 23 “Dolores Costa de Urquiza”. Los festejos se organizaron gracias a una comisión integrada por hijos de ese pueblo, muchos hoy afincados en Gualeguaychú. Entre ellos se destacaron los compromisos de Nelson Charadía, Juana Rossi, Edgardo Paredes (hijo de Victoriana Godoy, la primera maestra del pueblo), Carlos Juan Ledri, Angélica Minetto, Ethel María Charadía e Ilda Alicia Charadía, entre otros Faustino Parera–como muchas otras localidades del país- tuvo su hora de esplendor a través del paso del ferrocarril a principios del siglo XX. Paralelo a las vías del ferrocarril, se levantaban, como colosos, los galpones repletos del fruto del trabajo agrícola, con los cereales que permitieron alimentar al mundo. Sus primeros pobladores, hombres de campo y trabajadores del ferrocarril, llegaron con sus valijas cargadas de sueños hasta que en la década menemista de los ´90, quedaron en el peor de los olvidos. Faustino María Parera, registraba en el 2001 una población de 190 habitantes, y hoy resiste habitar el aislamiento y el olvido y en esa lucha se encuentra este grupo de vecinos. La Estación de Ferrocarril hoy se transformó en el Museo de “La Estación”, donde no sólo se sigue compartiendo la historia en común, sino también se atesoran objetos que dan testimonio de la identidad de sus vecinos. Si la estación de trenes antes comunicaba, hoy lo hace su Museo. Otro lugar emblemático es la escultura “Madre Campesina” de Malonso C. Cairo, donado por el Instituto Nacional de Cerámica en 1993, y que actualmente se la puede disfrutar en la plaza principal del pueblo, frente a la escuela. EL ARGENTINO recorrió sus calles y esquinas en la mañana del viernes. La estación de trenes todavía se ilumina con el portentoso cartel que indica: “Faustino M. Parera empalme para Gualeguaychú”. Varias décadas atrás ese empalme era clave para los trenes de pasajeros que salían desde Buenos Aires y hoy sólo perdura en las nostalgias de sus vecinos. Parera no tiene calles asfaltadas y los días de persistente lluvia ha quedado en más de una oportunidad sin salida hacia ningún lado. “Hoy gracias a la Zonal de Vialidad de Gualeguaychú el camino está muy bueno”, observó Nelson Charadía, quien resaltó el esfuerzo de los vecinos de Parera para reunirse en torno al centenario. De hecho, vecino a Parera existen pueblos con historias similares, casi calcadas: Irazusta, Almada, Palavecino. Todos nacidos con el furor de las vías férreas en sus vínculos con Larroque o con Urdinarrain. Todos apagados de a poco cuando se construyó ese destino fatal que se plasmó en “ramal que para, ramal que cierra”. Las calles de tierra y ripio, la estación cerrada del ferrocarril, los aislamientos por lluvia o caminos anegados, hoy por un instante quedarán atrás y seguramente desde la Escuela N° 23 se levantarán emotivas copas de brindis convocando a la reconstrucción del pueblo. Bien lo vale la memoria, bien lo merece el futuro de Parera.