Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinosábado 04 de mayo de 2024
Información General

Por nutrientes en el río

En Uruguay reconocen que hubo un aumento de la contaminación

En Uruguay reconocen que hubo un aumento de la contaminación

Una investigación realizada por el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (Latu) concluyó que existe contaminación en el río Uruguay y que los tóxicos que allí se encuentran tienen efectos sobre los organismos que viven en la zona, como los peces.


El trabajo, ejecutado durante el 2010, tomó como referencia muestras de Nuevo Berlín, de “una zona de influencia de descargas domésticas y de efluentes de la planta de celulosa” en Fray Bentos y del balneario Las Cañas, indica el estudio que fue publicado por el Semanario Búsqueda en su edición del 3 de febrero.
Además, se comprueba que existe “a nivel ambiental la influencia de la contaminación del río Uruguay ya sea de origen natural o artificial -por la industria, actividades agrícolas y humanas”, informó la química farmacéutica Diana Míguez, jefa del Departamento de Aguas y Productos Químicos del Latu. La científica es además representante en la Comisión Asesora de Agua y Saneamiento para la Dirección Nacional de Aguas y Saneamiento (Dinasa).
Consultada por el Semanario sobre la influencia en esos registros de la planta de celulosa UPM (ex Botnia), ubicada en Fray Bentos, la química farmacéutica respondió que “el objetivo del trabajo es ver todas las fuentes de contaminación que hay. Entre ellas puede que esa industria, como otras, tenga descargas”.
El estudio del Latu comprobó que en Fray Bentos hay altas concentraciones de nitrógeno y fósforo, vinculados con la aparición de algas en el río Uruguay. La especialista informó que el río tiene un problema con los aportes de nutrientes desde antes de la instalación de Botnia en 2007.
Un estudio realizado entre 2003 y 2005 en la zona comprobó que este problema ya existía, según el análisis en el que participaron el Latu y la Facultad de Ciencias.
El trabajo de 2010 analizó “cómo los sedimentos y el agua del río Uruguay podrían estar vehiculizando los tóxicos”, explicó Míguez. Aún no se conocen las características que tienen las moléculas de los contaminantes encontrados, pero el grupo de especialistas involucrados continuará analizando el tema en futuros estudios.
“No sabemos exactamente qué contaminantes son, pero sí los efectos por exposición natural y los efectos sobre los organismos vivos en una batería de ensayos”, declaró Míguez. El trabajo concluyó que los tóxicos del río ocasionan problemas en algunos seres vivos y malformaciones en peces.
En la “Evaluación ecotoxícológica de sedimentos en una zona del río Uruguay” participó el Latu en Montevideo, el Departamento de Aguas de la Unidad Fray Bentos del Latu y el Centro de Ciencias del Agua de la Universidad de Cranfield del Reino Unido.
“Se eligió estudiar esta zona del río Uruguay que puede tener influencia de actividades industriales para traer la voz objetiva a un tema que puede tener controversia. Trabajamos con total independencia de criterio con ensayos acreditados por el United Kingdom Accreditation Service válidos internacionalmente”, dijo Míguez.
La especialista realiza una tesis de doctorado en la Universidad de Cranfield, una de las cinco más reconocidas en investigación en el Reino Unido. Allí ha hecho algunos de los estudios con muestras extraídas del río Uruguay.
En noviembre de 2010, la delegación argentina de la CARU expresó a Uruguay su “profunda preocupación” porque la planta de Fray Bentos está mezclando sus efluentes industriales con agua de río. Denuncian que UPM no diluye sus efluentes para mejorar la calidad de los desechos.
Los sedimentos del fondo de un río se forman por rocas o arenas que tienen millones de años de antigüedad pero también por las sustancias nuevas que escurren de las lluvias y partículas suspendidas en el agua que de a poco decantan. “Entonces hay una suspensión y resolución de los tóxicos”, señaló Míguez. “Hay organismos vivos enterrados o semienterrados que comen de ahí y además es un sumidero de sustancias tóxicas”, explicó.
Este estudio determina cómo las distintas especies actúan ante diferentes niveles de toxicidad en respuesta a los contaminantes encontrados en el río Uruguay.
Entre los tóxicos que pueden estar presentes en un río se encuentran los “disruptores endocrinos”. Son sustancias que vienen de la industria del plástico, los medicamentos, los pesticidas y de la industria cerealera. Estas sustancias disruptoras pueden provocar cambios en los organismos de los seres vivos.
Antes de que un contaminante cause la muerte de un organismo, puede generar otro tipo de consecuencias, como la desnutrición. También se pueden ver cambios en el crecimiento como “alerta temprana” de otros efectos mayores. “Es como decir que le afecta la calidad de vida a un pez, lo hace más vulnerable a los ataques”, dijo Míguez.
El objetivo del trabajo es “ver la vinculación entre los contaminantes y la salud de los organismos”, explicó.

Resultados

Para estudiar los efectos de los contaminantes los especialistas tomaron muestras en los tres puntos del río Uruguay y luego expusieron a los pequeños crustáceos y larvas de los peces “a diferentes concentraciones de estos contaminantes” extraídos.
“Ese líquido al que estuvieron expuestos causó un efecto en los embriones de los peces y larvas”, informó Míguez.
Los efectos fueron mayores cuando se sometió a estos peces a bajas concentraciones del contaminante. Míguez explicó que a veces cuando hay una alta concentración de tóxicos actúan los mecanismos de defensa de los organismos, pero cuando es baja no lo hacen y las consecuencias son mayores.
El estudio de los peces concluyó que en Fray Bentos “se encontró 3,3 por ciento de malformaciones de la espina dorsal”, mientras que en Nuevo Berlín y Las Cañas no se encontraron casos de malformaciones.
“El artículo dice que no se puede inferir por qué se está produciendo esto. Podría ser por metales o sustancias orgánicas que pueden ser disruptores endocrinos. Hay que seguir estudiando”, señaló Míguez.
El estudio concluye que los tóxicos le produjeron “efectos crónicos” a la pequeña pulga de agua. Le ocasionaron problemas en la reproducción, menos larvas en generaciones futuras y menos juveniles en las siguientes carnadas. “Puede estar afectando el número de ejemplares vivos y la biodiversidad”, alertó Míguez.
La reciente investigación incluye el área de influencia de UPM; pero los autores señalan que los tóxicos tienen como origen la industria, la agricultura y los desechos de materia orgánica, pero que no han llegado a establecer el grado de influencia de la planta de celulosa.

Fuente: Semanario Búsqueda.



Este contenido no está abierto a comentarios